Cuando me encontraba en último año de preparatoria a nuestro salón de clases llegó una estudiante nueva llamada Nidia Polat, como todos en el colegio Andes, provenía de familia adinerada y de gran prestigio, de hecho, su familia era mucho más poderosa que la de Eloísa.
Nidia era diferente a los demás en aquella escuela, a ella no le gustaba la injusticia, no era de las que acostumbraban a hacerse de la vista gorda si veía a alguien maltratando a otra persona más débil. Por estas razones pronto se hizo enemiga de Eloísa y Alexa.
Y un día Nidia apareció muerta en el colegio, según, se había lanzado del balcón más alto de la escuela.
O eso fue lo que todos creyeron.
Pero yo he tenido todo este tiempo el recuerdo tan fresco de cómo Eloísa se acercó a mí, me levantó del cabello, obligándome a ponerme de pie del piso lleno de sangre y me recostó a la pared.
—Si dices una sola palabra, terminarás como ella —me dijo mientras sonreía oscuramente.
Cuando ellas me dejaron escapar de la escu