Estar acostada al lado de Oliver se sentía extraño, sobre todo porque podía sentir su aroma y escuchar su suave respiración que golpeaba en mi mejilla derecha, haciéndome cosquillas. Estaba acostaba boca arriba, esperando a que se durmiera, pero creía que eso no iba a suceder, él parecía estar muy a gusto con mi compañía.
Me sorprendió cuando me llamó y me pidió que llegara al hotel, por un momento me asusté, porque creí que había descubierto la verdad sobre Jader.
Me acomodé a medio lado y observé sus ojos verdes intensos, su cabello se veía sedoso, quería tocarlo, pero sentía que entre él y yo había un abismo enorme que nos separaba. Sin embargo, estábamos ahí, acostados en la misma cama.
Sentí que la mano de Oliver se posó en mi cadera y me atrajo más a él.
—Me encanta tu olor —esbozó.
Mi cabeza ahora reposaba en su pecho. Podía escuchar los latidos de su corazón. Cerré los ojos y me concentré en aquella sensación: su respiración suave; el latido que me informaba que abrazaba u