O N C E
Llegué cansada a la casa. Cuidar de un niño es agotador. No sabía que hacer si bañarme o dormir o quizás comer. Me lancé en el sofá y allí quedé casi muerta.
—¿Que tenemos aquí? —me levanté al oír a Ethan con Mora en brazos.
—Pensé que tardarían en regresar —me levanté y lo saludé y aproveche para cargar a Mora de un añito de edad.— ¿Tu no piensas caminar? —la bebé sonreía.
—Es muy floja, no se compara con Mariel, ella a su edad ya corría.
Me fuí a la cocina y estaba allí Ariel con su hija mayor y su madre.
—No sabía que vendrían. —le dije a ella. Tomé asiento en uno de los taburetes.
—Sí. Vamos a venir muy seguido. —Ariel me vió la cara— ¿Todo bien?
—Un poco cansada. —le dije— Un niño de dos años puede ser agotador.
—Dímelo a mi que me vuelvo loca con estas dos y más el padre que vale por tres.
—Te escuché —gritó Ethan desde la sala.
—Te amo —le regresó el grito.— tenemos una fiesta mañana. Me dier