T R E I N T A-Y-T R E S
Me levanté y ya Eliezer había salido, estaba dormilona, a mi lado tenía a Oliver dormido, debió pasarlo cuando se fué, mi cosito hermoso era un niño guapísimo, me lo comí a besos mientras se despertaba, bostezó y gruñó un pequeño mamá y me encantó ese sonidito.
—Corazón… Debemos pararnos amor.
—Quiero dormir… —dijo abocabajo, a penas se entendía.
—Yo quiero jugar… —se levantó como un resorte y abrió los ojitos de par en par.
—Yo también…
—Ese es mi niño… —me levanté como pude, mi barriga no me dejaba, y sacudí su cuerpecito mientras se reía, se levantó y me dió la mano, fuí a su habitación y entramos al baño, subió un cajón que puso Eliezer para que llegara al lavamano y se pudiera cepillar los dientes.
En la cocina imagino que estaría la mujer que contrató Eliezer para que me ayudara, el me acompañó a mi baño y me asee, bajamos y como lo supuse la señora ya tenía todo listo, el desayuno y