01-11 Jueves
Me desperté al día siguiente con la luz del sol colándose por las rendijas de la cortina. Cogí el móvil y vi un mensaje de Christian. “Buenos días, Ariel. No voy a la empresa por la mañana, pero cualquier cosa, estoy aquí.”
Sonreí, sintiendo un calor familiar en el pecho. Le contesté rápido: “Está bien. Gracias por avisar. Cuídate.”
Me levanté y empecé a prepararme para el día. Mientras me lavaba los dientes, mis pensamientos volvieron a la noche anterior.
La forma en que Christian me trató, su paciencia y su cariño mientras yo hablaba sobre Thomaz y mi pasado… Y, claro, el momento en que finalmente acepté darle una oportunidad. Parecía surrealista, como si todo aquello no hubiera pasado de verdad.
Pero sí pasó. Y eso me hacía sentir una mezcla de ansiedad y esperanza.
Desayuné deprisa, intentando concentrarme en mis tareas del día. Necesitaba mantener la mente ocupada. Cuando terminé, cogí mi bolso y salí del piso, caminando hasta el metro. El frío de noviembre entraba c