— ¿Qué ha pasado entre tú y Thomaz? — preguntó Christian al entrar en el coche.
Me quedé quieta un instante con el cinturón en la mano, mirando mi regazo mientras intentaba ordenar mis pensamientos.
— Yo… no pasó nada — dije, vacilando. — Es solo que… ya te dije, me recuerda a alguien que me hizo daño.
Ajusté el cinturón, respiré hondo y arranqué despacio.
Christian seguía mirándome.
— Pero él te mira como si te conociera… — insistió, con esa voz baja pero firme que dejaba claro que no me creía del todo.
— Debe ser cosa tuya — murmuré, apartando la mirada hacia la carretera. — ¿Cómo iba yo a conocerlo? Thomaz es rico, de familia influyente. No hay manera.
Parecía aceptar la respuesta, pero no del todo.
— Conociste a Seok, y él también era multimillonario — apuntó él.
Sentí la presión en mi pecho. Era como ser interrogada por un juez.
— Fue diferente. Seok estudió conmigo… — Intenté sonar convincente. — No quiero hablar más de eso. ¿Vale?
No podía permitir que Christian sospechara. Si