Mundo ficciónIniciar sesiónLeonardo Greco
Una fina capa de sudor cubre mi cuerpo mientras termino de eyacular dentro del preservativo, dejo a mi acompañante en la cama para ir a ducharme y ella se queda en la cama.
— Espero no verte aquí cuando vuelva — digo antes de cerrar la puerta del baño, los polvos mañaneros siempre son una buena forma de empezar el día.
— ¡Idiota! — la escucho gritar, pero me vale tres costales de m****a, fui claro, quería un polvo y ya.
Son las seis de la mañana cuando salgo de la bañera, debo estar en la oficina en dos horas, me visto con uno de mis trajes Boggi Milano y bajo al comedor, me sirven el café y lo tomo mientras organizo algunas cosas en la Tablet.
Tengo una reunión con los representantes de cada área de la constructora, será la primera vez que trabaje tan de cerca con ellos, por lo general no me dejo ver por nadie en la empresa, pero supongo que ya es momento de que me conozcan.
Además, estoy particularmente interesado en conocer a cierta pelirroja de ojos azules que estará al frente del equipo de arquitectura en el nuevo complejo que haremos en una de las playas más privilegiadas de Palermo.
Nunca me había involucrado en el proceso de selección de personal, pero cuando vi su foto… mis ojos y mi polla estuvieron más que complacidos con su belleza.
Luego revisé su currículo y debo decir que quedé más impresionado, para tener solo 24 años es una mujer maravillosa, tiene una carrera intachable, amplia experiencia en el campo, domina varios idiomas, tiene reconocimientos de los proyectos en donde estuvo involucrada y más de una constructora la quiere en sus oficinas.
Pero como los mejores, los Greco nos la merecíamos, hice que le dieran el puesto que se merece y estoy muy ansioso por descubrir si también es una experta en todas las áreas de la intimidad.
Y lo comprobaré muy pronto, espero.
— Señor, el auto está listo — me informa Marcos, mi chofer.
— Lleva mi maletín, estaré en el auto en cinco minutos — digo dejando el aparato electrónico de lado para terminar con mi café y salir de mi departamento.
Llego a la empresa más ansioso de lo que debería, me encamino a mi oficina y mi secretaria me extiende un café demasiado cerca como para que pueda detallar el escote de su blusa.
Susan es… linda y sexy, no lo negaré, me entretuve un tiempo con su cuerpo, pero ya se me paso el encanto y no me prende en ningún sentido.
Hago un par de llamadas con algunos inversionistas para concretar las diferentes citas para dialogar acerca del propósito y cuando es hora de mi reunión me encamino a la sala de juntas.
Todos los citados ya están dentro, cierro la puerta a mis espaldas y guardan silencio dejando de hacer lo que sea que estuvieran haciendo para observarme caminar.
Paso la mirada entre ellos mientras camino a mi silla a la cabeza de la mesa, reprimo una sonrisa cuando noto que Camila Stuart, la nueva, está a solo un par de sillas de distancia.
En persona es mucho más llamativa, ese cabello como fuego, sus labios gruesos y apetecibles, sus pechos… ya ansío saber cómo se sentirán contra mis palmas.
Me ubico en mi lugar, impasible, soy bueno escondiendo mis emociones y gestos con una máscara de seriedad, pero Camila… dios, es tan obvia que causa gracia.
Me mira como si fuera un dios reencarnado, ciertamente parezco uno, pero si ella se viera en un espejo no se impresionaría tanto, después de todo ella es… preciosa, y apuesto todos mis deportivos a que desnuda y recién follada es perfecta.
Me concentro en el trabajo antes de que las nuevas imágenes en mi cerebro me provoquen una erección que no pueda disimular.
— ¿Podemos empezar o debo esperar a que termine de detallarme señorita Stuart? — pregunto sacándola de su burbuja de adoración y también para molestarla un poco.
Reprimo la sonrisita malvada que quiere escapar de mis labios cuando sacude la cabeza levemente y se aclara la garganta mientras fija la vista en la carpeta frente a ella.
El rubor cubre sus mejillas al percatarse de las miradas burlonas que caen sobre ella, yo me concentro en lo bonitas que se ven sus mejillas con ese tono rosa muy leve.
— Podemos empezar, señor… — dice sacándome de mi ensimismamiento, asiento con la cabeza en su dirección, solo para ver un segundo más lo bien que le queda esa blusa y concentrarme en la tarea.
Puedo estar caliente todo el tiempo, pero también debo tener la cabeza fría cuando de trabajo se trata.
— Muy bien — me acomodo mejor en mi silla — Susan, enciende la pantalla — ordeno a mi secretaria, quien no se tarda en obedecer con una sonrisa coqueta en el rostro.
Me pongo de pie acomodando la chaqueta de mi traje, me ubico a un lado de la pantalla y comienzo a explicar en lo que vamos a trabajar los próximos meses.
— En las carpetas tienen información básica sobre el complejo comercial más grande de la ciudad que será creado por nosotros, como líderes en sus áreas, espero el mejor de los desempeños, es un contrato multimillonario y no podemos perderlo ni podemos permitir que haya alguna mínima falla.
Empiezo mirándolos a todos, severo y frio, así deben verme, así deben respetarme.
— Por ello seré yo quien esté al frente del todo — anuncio descolocando el rostro de la mayoría, incluida Camila — me verán en cada reunión, estaré supervisando el trabajo de campo cada semana y por cada falla que me muestren serán multados con un sueldo entero, ¿entendido?
Eso los hace abrir la boca con miedo e indignación, saben que una multa de ese tipo no les conviene ya que no es poco lo que ganan aquí, son expertos, los mejores, les pago lo que merecen y por ello espero siempre lo mejor de todos.
— Perfecto, los trabajos inician ya mismo — aviso volviendo a mi lugar — quiero que los líderes del área de arquitectura, diseño de interiores y estudio de suelo se queden, el resto pueden volver a sus labores.
Todos a excepción de los mencionados, abandonan la sala en completo silencio y una vez que atraviesan la puerta echan a correr como alma que lleva el diablo, saben que yo no me ando con juegos y si digo que algo se hace ya, es porque así debe ser.
— Sé que no están acostumbrados a tenerme cerca todo el tiempo, haremos esto llevadero, quiero informes sobre cada paso a seguir antes de que lo ejecuten, nada puede hacerse sin mi aprobación, ¿entendido?
En una construcción es fácil que todo se vaya a la m****a si no ejecutas bien los trabajos en esas áreas, empezando por el estudio de suelo, si hay algo malo que no hayas sopesado al inicio y construyes ahí, probablemente o pierdas todo cuando vas a la mitad del trabajo.
Arquitectura, si los planos no están perfectos y revisados mil veces, los constructores seguirán un plan a ciegas, ellos hacen lo que el papel indica y si el papel está mal, la edificación será un desastre.
Diseño de interiores, cuando la construcción está terminada y procedes a los detalles decorativos, si no tienes alguien que sepa de la materia, obtendrás horribles combinaciones de color, cuartos oscuros a pesar de la luz natural, gastos innecesarios que te harán perder la cabeza y una mala imagen al final.
Y con un proyecto como este, no puedo darme el lujo de que haya errores.
— Sí, señor Greco — dicen a coro y veo como la decoradora exhala con exasperación, ella no hará mucho por ahora, pero sabe que no puede alejarse mucho del trabajo previo.
— Perfecto, les envié información extra a sus correos, a las tres de la tarde nos reuniremos en el lugar de la construcción para empezar con los cimientos de este proyecto.
Quiero que todos los equipos conozcan el lugar de construcción, quiero que se enamoren de él, que visualicen lo grande y majestuoso que será, que tengan una imagen clara de lo que quieren y lo plasmen en su trabajo.
Hacen una leve inclinación con la cabeza
— Muy bien, pueden retirarse — se ponen de pie e intentan encaminarse a la puerta para poder partir y aprovecho para jugar mi primera carta con la sexy diosa de ojos azules — usted no, señorita Stuart — la detengo, los otros dos salen y ella se deja caer en su silla con la molestia pintando su lindo rostro.
La veo exhalar despacio y concentrar la mirada en la mesa.
— Quiero que revises los planos que te enviaré a la oficina en un rato, quiero un análisis perfecto determinando los pros y los contras de la idea que presentó tu equipo, haz las modificaciones que te apetezcan, pero quiero planos perfectos para las dos de la tarde, partirás conmigo.
La veo abrir los ojos con exageración cuando escucha lo último.
— Entiendo que eres nueva en la empresa, pero debes tomar el ritmo pronto — digo despacio, me pongo en pie y acabo con la distancia que nos separa en dos zancadas, me acomodo sobre la mesa y pongo mi mano en su barbilla — y, sobre todo, necesito que dejes de verme como si no fuera de este planeta y te concentres en tu trabajo — recorro su rostro con la mirada y me convenzo de que es perfecta, no hay nada que sea desagradable en ella.
Desde su timidez y obviedad hasta sus finos rasgos, detallo sus ojos, sus labios, sus mejillas, solo dios sabe lo mucho que está prendiéndome señorita Stuart.
— ¿Se quedo sin lengua señorita Stuart? — pregunto tras su silencio, aplico presión en mi agarre para que levante la vista al tiempo que me inclino unos centímetros — míreme a la cara cuando le hablo — ordeno con la voz más ronca de lo normal, sus labios se fruncen y sus ojos denotan temor y expectación.
Bueno, está más que comprobado que no le soy indiferente, si seguimos así… esto va a terminar bastante bien, o bastante mal, depende de ella.
Se aclara la garganta como si intentara regresar en sí, todo mi cuerpo se pone rígido cuando el leve movimiento de su cuerpo me permite apreciar el inicio de un tatuaje cerca de la clavícula.
Como me prende una mujer con tatuajes.
— Lo siento señor — su voz es apenas un susurro que me regresa al planeta — me pondré a trabajar en lo que me solicito — dice con mayor fuerza y volviendo a evitar mi mirada.
Me enoja que quiera escapar cuando yo solo quiero besarla, ponerla sobre la mesa y follarla de espaldas ahora mismo.
— Me parece bien, me fastidia la gente poco competente — suelto con un deje de enojo en mi tono.
— Soy muy competente — rebate recuperando la seguridad y me encara con firmeza.
— Prefiero los hechos a las palabras — desafío soltándola por fin, si no me alejo ahora voy a terminar abriendo esas bonitas piernas antes de hora.
Vuelvo a mi silla y tomo mi lugar cuando me llegan mensajes de Agon, mi mano derecha en aquellos negocios que no son legales, sobre la nueva mercancía que llegara esta noche a la bahía.
Esto es algo que Camila no puede ver ni de cerca así que le hago una seña con la mano para que salga, lo hace y yo me concentro en lo mío.
Todos mis pensamientos lujuriosos se van a cesto de la basura cuando veo que tendré que cambiar el punto de entrega porque la milicia se tomará la zona en un operativo.
Hago los ajustes correspondientes dándole ordenes claras a Agon antes de volver a mi oficina y centrarme en los miles de contratos, oficios y papeles que me esperan.
El tiempo vuela cuando estas hasta el cuello de trabajo, para cuando alzo la vista de los papeles ya es pasado de la una de la tarde.
Decido tomarme un descanso para ir a comer, salo de la oficina acomodándome la chaqueta, tomo el ascensor y llego a la cafetería de la empresa.
— Risotto cuatro quesos — pido a la cocinera antes de concentrarme en el móvil, Agon me informa sobre el avance del plan B para la mercancía, recibo una llamada de mi primo que me rinde informe sobre lo que le encargue.
Administrar y liderar dos tipos de negocios que no tienen nada que ver el uno con el otro llega a ser bastante agotador y, sobre todo, un dolor en las bolas cuando ocurren complicaciones.
Si me hubiesen dado a escoger que vida quería llevar, habría escogido al empresario respetado que soy, pero el asesinato de mi padre por la traición de su propio hermano, no me dejó opciones.
Frente a la prensa y mis empleados soy Leonardo Greco, el más grande hijo de puta que han tenido como jefe y el empresario más hábil y joven de la década.
Y frente a quienes me conocen de verdad, soy el desgraciado líder de la mafia italiana, el asesino a sangre fría que no se tienta el corazón a la hora de acabar con los estorbos en mi camino.
Mis enemigos me temen porque saben que estoy sobe todos ellos, no por mi posición, sino por mi inteligencia, mantengo ambos mundos tan alejados que ni el FBI ha logrado relacionar mi constructora con mis casinos y prostíbulos.
— Aquí tiene señor — la mesera me saca de mis pensamientos poniendo mi comida en la mesa, acabo con lo que hay en plato en pocos minutos, me dispongo a salir cuando mis ojos captan un intenso color rojo a mi derecha.
Giro la cabeza por instinto puro, Camila está charlando con algún trabajador, no lo conozco, pero sé que no es de alto rango, tiene una tarjeta azul, esa está por debajo de la verde, que es la que lleva Camila.
La mirada azul eléctrica cae sobre mi como si supiera que la estoy viendo.
Camino hasta su mesa.
— ¿Está lista para partir? — pregunto un poco más seco de lo que pretendía.
— Pero… — intenta alegar, pero se corta reconsiderarlo cuando le lanzo una mirada de advertencia — sí, señor, iré por los planos a mi oficina y lo veré en la entrada del edificio.
Asiento con la cabeza y la detengo del brazo cuando se pone de pie dispuesta a irse.
— La veo en el estacionamiento en cinco minutos, plaza 22, no tarde — me alejo sin mediar palabra alguna.
Llego al estacionamiento y abro el coche, no hay rastro de Marcos, por lo que asumo que está almorzando.
Le envío un mensaje diciéndole que puede volver a casa, conduciré yo el resto del día.
Elevo la mirada cuando escucho el sonido de tacones cerca, localizo a la causante de ese sonido a unos metros de mi auto cargando su bolso y los planos.
Enciendo las luces del auto para que me ubique y se acerca, abre la puerta trasera y depositas las cosas detrás de mi asiento pretendiendo subir atrás.
— Venga aquí — digo cortando sus intenciones.
— Si señor — cierra la puerta trasera y sube a mi lado, la siento tensa cuando enciendo el auto y se pone el cinturón.
Salimos del edificio y veo como tensa las piernas cada vez que acerco mi mano a la palanca de cambios, sonrío para mis adentros y busco cercanía a propósito cada que intenta distraerse mirando por la ventana.
— ¿Le gusta la música? — pregunto para hacer conversación.
— ¿Eh?
— Que, si le gusta la música señorita Stuart, ¿sus oídos están bien? — la molesto y contengo la sonrisa cuando frunce el celo y abre la boca indignada.
— Mis oídos están perfectamente señor, estaba distraída es todo, y respondiendo a su pregunta, es imposible que alguien no disfrute de un arte tan hermoso como la música.
Cuando habla segura de sí misma y con un deje de altivez en su voz me gusta más.
— ¿Qué género le gusta? — doy vuelta en una esquina para tomar la avenida que nos llevará a nuestro destino.
— Disfruto mucho del género romántico, así como lo clásico y el rock en español.
La miro con confusión, ¿Quién tiene gustos tan contradictorios?
— Ninguno tiene nada que ver con el otro — comento sin despegar la vista del frente.
— Pero tienen su propio encanto y eso los vuelve especiales, no necesitan tener similitudes, solo son géneros musicales que han aportado bastante a las generaciones actuales.
— Tiene un punto — concedo tomando el desvío al terreno de construcción.
— Claro que lo tengo.
Escucho una leve sonrisa de su parte y me detengo cuando llego al estacionamiento provisional del lugar, ya hay un par de autos por lo que asumo que ya están esperándome.
Bajo del auto y lo rodeo para abrir la puerta de Camila, me sonríe cuando le tiendo la mano para ayudarla a salir.
— Que caballeroso — dice sonriente y me quedo callado como un idiota, su sonrisa es la más hermosa que haya visto nunca.
— No se acostumbre — no miento, no quiero que me vea como el hombre de ensueño porque no lo soy ni de cerca.
Caminamos hasta el grupo que ya se encuentra organizando la mesa de trabajo y todos callan cuando notan mi presencia.
— Tienen diez minutos para prepararlo todo, Lewis, conmigo — me alejo con el ingeniero de suelos siguiendo mis pasos, nos ubicamos en un punto estratégico que nos permite detallar el terreno completo.
— Revise todos los estudios topográficos desde hace cinco décadas señor, el lugar es seguro y ya he determinado los puntos ideales para los cimientos baso y…
Lo callo alzando la mano.
— Quiero el informe detallado en mi escritorio mañana a primera hora — ordeno — te traje aquí porque quiero que visualices en primera persona y me digas, cuales podrían ser los posibles puntos frágiles.
— Bueno… revise los planos del equipo de arquitectura y me parece que las piscinas deberían removerlas a donde se planea poner el resort, esa parte del terreno es más provechosa, además de que no habría peligro de contaminación por oleajes altos.
— Bien, ¿Dónde pondrías el resort?
— En donde se planean poner las tiendas, y las tiendas en el área de las piscinas, pero con la diferencia de que tendría que ser unos metros más arriba para evitar problemas con el viento y la arena.
— Bien, quiero todo eso por escrito esta misma tarde.
Volvemos al punto de reunión, el equipo está listo y empezamos con la lluvia de ideas para la ejecución.
Uno por uno va aportando observaciones y reconsideraciones, me sorprendo cuando Camila muestra unos planos completamente diferentes a los que le entregue yo.
No sé si habló con Lewis o qué, pero hizo algo parecido a lo que él me manifestó, solo que mejor y más analizado.
— Buen trabajo señores, mañana se firmarán las autorizaciones necesarias para los cambios, empezaremos con la construcción el día lunes y los informes los recibiré cada jueves hasta las cinco de la tarde.
Todos asienten recogiendo sus cosas.
— Pueden retirarse — camino en dirección a mi auto y siento pasos siguiéndome, estoy por mandar al carajo a quien sea que me quiera molestar cuando la mata de rojos lacios se posa frente a mí.
— ¿Puede acercarme a casa señor? — pregunta con las mejillas sonrojadas, por un segundo había olvidado que vine con ella.
— Por supuesto — subimos a mi auto nuevamente y conduzco en silencio, pero el sonido de una llamada me distrae.
Me pongo alerta cuando veo el nombre de Agon en la pantalla, no puedo contestar con Camila en el auto, pero si no fuera importante, Agon no me llamaría.
M****a.
Contesto llevándome el móvil al oído.
— ¿Qué sucede? — pregunto neutral.
— Tenemos problemas, alguien dio nuestra posición, el barco está siendo incautado — carajo.
— Encárgate de que nadie hable, ya sabes cómo, los que puedan perderse que lo hagan, vuelve a la bodega y encárgate de lo otro, ya veré como hago para arreglar esto.
— Como ordenes Leo.
— Y encárgate de encontrarlo, quiero resultados pronto — quien sea que este jugando en mi contra lo pagará muy caro.
— Así será, te veré en la noche — cuelgo sin decir más y Camila me mira con extrañeza, no puedo decirle nada.
El resto del camino es un silencio incomodo y tenso hasta que llegamos al centro de la ciudad.
— Puede dejarme aquí — habla a mi derecha y me detengo de inmediato, no la miro cuando baja y arranco enseguida, tengo que llegar a la bodega y tratar de solucionar la pérdida.
Son miles de dólares, ¡maldita sea!







