98. PROMESA.
POV. DAN.
No, definitivamente no estaba muerto.
¿Por qué?
Tal vez un milagro, tal vez tenía más cosas que hacer, tal vez merecía una oportunidad con mi hija, tal vez Sam podría perdonarme y Lucía también.
Sin embargo cuando abrí mis ojos no había nadie en la habitación.
Mis padres vinieron varios días después.
Un poco cansados y aturdidos, me habían estado cuidando de día y de noche y aunque yo no podía creerlo, Sam también.
Sí, de alguna forma ella logró perdonar todo lo que le hice pasar y Bryan dejó que viniera.
No podía culpar, Sam era una mujer hermosa, inteligente, de una personalidad arrolladora y era esa mujer que iba a estar contigo dándote el mundo aunque tu destruyeras el suyo.
La recuperación no fue sencilla, pasó de ser un médico reconocido y galardonado a un hombre que necesitaba de una silla de ruedas para moverse.
Así que mantenía a una enfermera todo el tiempo a mi lado que básicamente hacía todo por mí.
Mis padres recuperaron sus hospitales, porque Lucía convenció