Constantino fija sus ojos en Andrea, con esa expresión que parece cortar el aire. Papá menea la cabeza, visiblemente incómodo con la dirección que ha tomado la conversación. Yo los observo a todos y decido aclarar la situación.

—Yo tengo a mi novia; es Coral Garibaldi —intervengo muy serio. Quiero dejar las cosas claras para que no haya malentendidos—. No me casaré con otra que no sea ella. Lo aclaro desde ahora: aunque tú hubieras dado tu palabra, papá, no me casaré con otra mujer que no sea ella.

—¿Una Garibaldi? ¿Te casarás con una enemiga nuestra? —pregunta iracundo Andrea.

—¡No es una enemiga, es mi novia! ¡Mi novia! ¡Papá, aclara esto rápido antes de que se te vaya de las manos! No quiero que Coral tenga un malentendido —le pido a papá, furioso. No me está gustando el rumbo que est&aacu