131. CONTINUACIÓN
Otra vez Coral se queda admirando a Maximiliano, el hombre que se transforma en un león cuando se trata de defender a alguien a quien ama. Pensaba en si algún día ella tendría a alguien que la amara de esa manera, aparte de su familia y Vicencio. Su mirada bajó, sintiendo celos de las personas a las que él amaba así, con un amor visceral y penetrante.
—Pues Gatito, no podemos dejar que se nos escape. Tenemos que atraparlo. Pondré a mi gente a rastrearlo. ¿De acuerdo? —dijo enseguida, decidida a atrapar a Jarret, la determinación grabada en cada palabra.
Ha decidido que puede confiar ese asunto a Maximiliano. Está tan interesado o más en descubrir quién fue el que mató a sus abuelos. Y no es que necesite un aliado, pero le gusta la colaboración con él. Por su parte, Maximiliano la observaba serio; no se le había escapado cómo ella, al parecer, lo había aceptado y va a confiar en él. No sabe por qué, pero le agrada eso, un eco de confianza en el caos que los rodeaba.
—Está bien