Yelena
Nos despedimos de Gina y Mildred con la promesa de que nos veríamos muy pronto en Colmillo Plateado.Necesitaban algunos días para empaquetar todo y dejar su antigua vida atrás.Izan prometió mandar a sus hombres para que llevaran todo a nuestra manada.
—¿Estás bien? —el rubio me había abrazado en cuanto llegamos al coche.
—Sí.He hecho lo correcto y estoy feliz de que Gina y Mildred vayan a vivir en nuestra manada
—Me gusta que digas nuestra —sonrió
Pasé mis manos por su cuello y por su pelo y lo acerqué a mí hasta acortar la distancia entre los dos.Casi siempre era el rubio el que iniciaba los besos pero me apetecía besarlo.Besarlo, tocarlo, comérmelo...¡Yelena para!.
Me apoderé de sus labios y de su boca sin pensarlo.Él no tardó en corresponderme y pronto mis piernas rodeaban su cintura y mi espalda chocaba contra la puerta del coche.
—Creo que deberíamos parar si no quieres que te haga mía en plena calle —sonrió sobre mis labios.
—Sí, será mejor —dije bajando mis pier