Yelena
Apenas dormí en toda la noche. ¿Qué iba a hacer?.¿A dónde podía ir?. No tenía familia ni amigos solo a Mildred y a Gina y no quería involucrarlas para que Frank no les hiciera nada. Tendría que huir al bosque y convertirme en una desterrada.Los desterrados eran lobos solitarios, en su mayoría delincuentes, que eran echados de sus manadas y a los que nadie quería. Era viernes y todos los viernes Frank y sus amigos jugaban al póker en casa de Tanque.Era la única noche en la que mi padrastro no volvía a casa hasta el amanecer y eso me daría unas horas extras para mi huída. Me levanté y limpié sigilosamente toda la casa y dejé comida hecha ,como siempre ,para que Frank no sospechara. Metí en mi antigua mochila del colegio las pocas cosas que tenía y el sobre con el dinero y me la llevé a la pastelería. Frank me había permitido asistir al colegio hasta que cumplí 16 años mientras no desatendiera los quehaceres de la casa.Un día llegó al colegio,me dijo que ya tenía 16 años y me sacó a rastras de allí.Me dijo que me buscara rápido un trabajo porque tenía que pagar todo el dinero que él había invertido en mi crianza.Que si me lo buscaba él no me iba a gustar. Ese mismo día llegué a casa de Gina llorando. Mildred se apiadó de mí y me ofreció un puesto en su pastelería aún sabiendo que yo no conocía nada sobre masas y dulces. Allí había trabajado desde entonces y esa era mi vida desde los 16,la pastelería y la casa. Frank no me permitía salir para nada más que no fuera a trabajar. No podía irme sin despedirme de Mildred y Gina.Ellas habían sido como dos ángeles en mi vida. Cuando llegué a la pastelería le pedí a la señora Mildred que llamara a su hija para que viniera y la mujer no dudó en hacerlo. —Ya me puedes estar explicando qué es lo que pasa— me expetó mi amiga con las manos en su cintura. —Anoche escuché a Frank decirle a uno de sus amigos que había encontrado un comprador para mí — Las dos mujeres se pusieron las manos en la boca y me miraban horrorizadas. —¡Sabía que algo así pasaría! Ese desgraciado,¿cómo se atreve a hacer algo así?. Tú no vuelves más a esa casa. Te quedas desde hoy con nosotras— Mildred estaba furiosa. —No puedo hacer eso Mildred, él irá a buscarme, o peor aún, mandará a sus amigos a darnos una lección y acabará llevándome y entregándome al comprador— —Tenemos que llamar a la policía de la manada, ¡ellos tienen que hacer algo! — —Gina la policía sigue las órdenes del Alfa y por lo que he escuchado Frank y él son íntimos amigos. Nadie va a mover un dedo para ayudarme. Tengo que irme de aquí — —Buscaremos la manera, te escondernos en casa— mi amiga rompió a llorar. —Él me amenazó con quemar la pastelería y haceros daño. Nunca me perdonaría si os pasara algo por mi culpa. Tengo que irme sola y mejor si no sabéis nada más.Aprovecharé esta noche para escapar , es noche de póker y Frank no vuelve a la casa hasta la mañana siguiente. De día podría verme alguien y no llegaría muy lejos si mi padrastro se entera— miré a mi amiga que no podía parar de llorar y a Mildred que iba por el mismo camino —No lloreis, por muy mal que esté siempre será mejor que ser la esclava de algún depravado— Las dos mujeres se abrazaron a mí y las tres lloramos por un buen rato sin romper el abrazo. Mildred había sido lo más parecido a una madre que había tenído.Le debía a ella y a sus comidas el poder tener fuerzas para intentar escapar de mi fatídico destino. Y Gina había sido mi mejor amiga, la única, desde que tenía uso de razón. Si no hubiera sido por ella y los momentos que compartíamos, hace tiempo que hubiera tirado la toalla. Ese día no trabajé,estuve con mi amiga disfrutando de nuestros últimos momentos juntas. Mildred encargó pizzas , sabía que me encantaban y comí como para tres días. Luego Mildred me dio una bolsa llena de latas de comida, biscotes, algunos dulces y agua. —Aquí tienes comida para varios días, junto con el dinero que te di creo que podrás aguantar un tiempo. Intenta buscar otra manada que te acepte. Eres joven, educada y sabes trabajar duro. Estoy segura que alguien te dará una oportunidad y podrás salir adelante— —Gracias por todo, a las dos. Las voy a echar de menos— allá iban otra vez las dichosas lágrimas. Me despedí de las dos mujeres sabiendo que no volvería a verlas. Entré en mi casa , saludé a mi padrastro y me escabullí hasta mi cuarto.Todavía faltaba más de media hora para que Frank se fuera a casa de su amigo. A los pocos minutos escuché la voz de Tanque.El venía algunas veces a recoger a Frank así que no me extrañó.Todo iba según lo previsto. —¡Yelena,ven aquí!— escuché su grito y bajé rápidamente.Hoy menos que nunca quería hacerlo enfadar. —¿Sí, señor?— —Quiero que te pongas esto— me entregó una bolsa —¿Qué es? — —Te ha salido curiosa la chiquilla— rió Tanque, desde el sofá donde estaba sentado. Mi padrastro hizo el amago de pegarme un puñetazo en la cara pero Tanque, sorprendentemente, lo detubo. —Recuerda que la quiere sin marcas. Ya bastante se quejó de que lleve la espalda llena de cicatrices— —Sí, eso bajó el valor de la mercancía según él — volvió su mirada hacia mí —Ve a tu habitación y cuando tengas esto puesto vuelves— Me fui corriendo y cuando llegué a mi cuarto cerré el pestillo y atranqué la puerta con la silla aún sabiendo que era en vano. Abrí la bolsa y lo que vi me dieron ganas de vomitar. Una especie de body rojo de encaje totalmente transparente que no dejaba nada a la imaginación. La tela que debía cubrir los pechos ni siquiera estaba,solo tenía los aros que sujetaban por debajo y la parte de atrás era una minúscula tirilla roja. Suponía que para darle una sorpresa a tu pareja y pasar un buen rato juntos estaría muy bien pero pensar que era para desfilar delante de mi padrastro y los babosos de sus amigos me daban ganas de vomitar. Entré en pánico.Esto significaba que Frank no se iría a casa de su amigo y que mi plan de huída se iba al garete. Por si no estaba ya bastante aterrada oí que alguien más había llegado a la casa. —Entonces ¿qué? ¿Tienes lista mi mercancía? — —Sí, se está arreglando. No olvides el trato que hemos hecho. Yo seré el primero que se la folle, ya después te la puedes llevar y hacer con ella lo que quieras. Llevo aguantándome las ganas mucho tiempo— —Ya te he dicho que a mi jefe le da igual que sea virgen o no mientras no esté muy "usada"— los muy depravados empezaron a reirse —Te dije que mientras me dejaras mirar no habría problema. Ya sabes, tengo que certificar que la mercancía está en perfecto estado y funciona para lo que se ha comprado— No pude escuchar más y vomité al lado de la puerta de mi habitación. ¿Qué clase de monstruos eran esos hombres? Las lágrimas empezaron a salir en cascada. No tenía tiempo de llorar, tenía que salir de ahí ya. Me enjuague la boca con un poco de agua, me puse la mochila y me dispuse a bajar por la ventana de mi habitación hasta la parte de atrás de la casa. Saqué una pierna y luego otra y apoyé los pies en un pequeño filo que había debajo de la ventana. Conseguí llegar a una estructura de madera que había en el patio trasero y apoyar los pies y las manos para ir bajando poco a poco. Ya estaba en el patio, un pasito más hacia mi libertad. Abrí la puerta que daba al exterior y cerré con mucho cuidado. Una vez que estuve fuera eché a correr como si mi vida dependiera de ello. Bueno, la verdad es que sí, mi vida dependía de ello. Corrí lo más rápido que pude esquivando bicicletas, coches y todo lo que se me ponía por delante hasta que conseguí llegar al bosque.Allí me desnudé, metí la ropa en la mochila , me transformé en mi loba y salí corriendo como alma que lleva el diablo con la mochila en la boca.