Di un paso vacilante, pero una mano cálida me tomó y me sacó de la habitación.
En el auto de regreso, Mario habló con dulzura: —Rafaela, no dejes que el chantaje moral de Fabiola te afecte. Nada de esto es tu culpa, sin importar el resultado.
Asentí, dándole una sonrisa tranquilizadora.
Fabiola consiguió libertad condicional por su embarazo, aunque sus parientes seguían detenidos.
Días después, la policía llamó diciendo que la prima de Fabiola quería vernos.
—Señor Flores, señorita Souza, quiero proponerles un trato —la streamer había adelgazado notablemente en pocos días.
—¿Qué tienes para negociar? —Mario ni siquiera se molestó en mirarla.
—Tengo información que podría resolver su mayor preocupación actual. Mi petición es simple: no me hagan responsable por los daños al departamento —su tono era urgente.
Mario guardó silencio, y yo seguí su ejemplo.
—Habla. Si la información vale la pena, aceptaré.
La streamer habló con malicia: —El bebé que espera Fabiola no es del señor Flores.
Mar