La llamada llegó a las 6 de la mañana. Scarlett todavía estaba en la cama cuando sonó el teléfono, con el brazo de Mason rodeándole la cintura de forma protectora.
—¿Hola?
—¿Sra. Westbroke? Soy el Dr. Rivera, del Mercy General. Le llamo por su esposo.
Scarlett se incorporó y Mason se puso inmediatamente en alerta a su lado. —¿Qué pasa?
—Su estado ha empeorado durante la noche. La herida de arma blanca ha desarrollado una infección grave. Lo hemos trasladado de nuevo a cuidados intensivos. ¿Puede venir al hospital?
—Estaré allí en veinte minutos.
Mason ya se había levantado de la cama y se estaba vistiendo. —¿Qué ha pasado?
—Una infección. Lo han vuelto a trasladar a la UCI. —A Scarlett le temblaban las manos mientras se vestía—. Mason, ¿y si muere? ¿Y si...?
—No. Aún no sabemos nada. —Le entregó una chaqueta—. Vamos al hospital.
El trayecto hasta el hospital se le hizo interminable. Scarlett miraba por la ventana, con la mente acelerada pensando en los peores escenarios posibles. Víct