Los hermanos de Gabe guardaron silencio. Cada uno de ellos recordando la ayuda que Gabe siempre les brindó y se sintieron no solo molestos sino apenados, por no haber sido capaces de ver que algo no iba bien.
—Debimos estar pendientes y no hay pretexto.
—Xander, no estoy haciendo un reclamo.
—Lo sabemos, Gabe, lo sabemos. Pero debimos ser capaces de ver más de lo que había a simple vista y eso mi querido hermano, es totalmente inconcebible.
Dragos amaba a sus hermanos, pero Gabe era al que más tenía metido en el corazón, porque era quien parecía ser el más solitario de todos. No permitiría que nada le sucediera a su compañera, se lo debían por haberlo tenido tan descuidado. Alexander tenía razón, le habían fallado.
—Gabe, como uno de los monarcas me preocupo por ti y por todo esto que le espera a tu compañera.
—Sé que eres un líder sabio, Dragos. También sé que tú y Korvoz están a la altura del puesto. Por eso confío en que llegado el momento y de ser necesario, intervendrán para ay