El vecino de Emily sonreía con tranquilidad, estaba a punto de presentarse en casa de sus vecinos, para poder saludar a sus amigos. Los Dracul eran criaturas tan letales como él mismo y por eso, saberlos cerca lo preocupaba. Porque algo serio debía estar sucediendo en Rumanía, para que sacaran de ahí a la reina.
Y como les debía la vida, se pondría a su servicio inmediatamente, como escolta de la esposa de Korvoz. Y mientras meditaba sobre lo que haría a continuación, su joven capataz se acercó a él, viéndose preocupado.
Lo que era lógico pues siempre tenían problemas para abastecer a sus animales, y el joven, asumía que la vecina le trataría de la misma forma que todos los demás. Y él, no podía actuar como si conociese a sus vecinos, sería sospechoso por lo que, ante los suyos, actuaría de forma cínica.
—Patrón, ¿por qué no va a averiguar de una vez cuanto pide la vecina nueva por el agua?
—Al mal paso...
—Bueno patrón, al rato ella no sea mala persona y le cobre barato.