El Miedo
Harper entró a la casa de huéspedes con una sonrisa satisfecha, cerrando la puerta tras de sí y dejando escapar un suspiro de alivio. La entrevista de Aurora había sido un éxito y la tranquilidad que emanaba la joven transmitía que todo estaba bajo control.
- Hola, Eliot. - saludó Harper mientras dejaba su bolso sobre la mesa.
- Veo que todo salió bien. - dijo Eliot desde la cocina, apoyado en el mesón, con las manos cruzadas y una leve sonrisa - ¿Lo sabías?
Harper se encogió de hombros, manteniendo la calma que siempre la caracterizaba.
- Sí, claro. Hice las gestiones necesarias para que el ministro llegara al hospital sin contratiempos.
Eliot frunció el ceño, claramente queriendo indagar más.
- Pero… la boda. Fue sin el novio.
Harper le lanzó una mirada tranquila, pero firme, sin ceder ni un ápice.
- Eso es asunto de Aurora, Eliot. Y hasta donde yo sé, tu jefe no se ha negado a nada. - replicó con suavidad pero con firmeza, dejando claro que no habría más debate sobre el te