Capítulo 5

Alternativas y Encuentros

La Clínica GenPath Solutions no era un lugar al que acudían los desesperados. Era un centro de fertilidad de elite, reservado para quienes podían pagar la promesa de un futuro a la carta: hijos seleccionados por compatibilidad genética, talento potencial, salud robusta y belleza estadística. Era el lugar donde la Comisión centraba sus actividades en Nueva York.

Aurora bajó del auto con las gafas oscuras puestas, el abrigo blanco ceñido al cuerpo y el andar de una mujer decidida a tomar el control. Harper no discutió su decisión, pero tampoco la aprobó.

- ¿Estás segura de esto? - le había preguntado en el auto, mientras la ciudad pasaba como un torrente de acero y cristal.

- Voy a hacer lo que mi abuelo quiere. - respondió Aurora - Solo que a mi manera.

La recepcionista la reconoció de inmediato. Su apellido abría puertas. Firmó en una tableta sin necesidad de identificación. En minutos, fue guiada a una sala privada donde una asesora genética explicó el procedimiento con una sonrisa programada.

- Como sabrá, señorita Hastings, hay múltiples maneras de concebir con su pareja genética sin recurrir al encuentro físico. Si el sujeto da consentimiento, podemos obtener la muestra y proceder por fertilización in vitro.

- ¿Y si el sujeto no da consentimiento?

La mujer titubeó.

- En ese caso, debemos iniciar un proceso legal de apelación. Usted tiene prioridad genética, pero no puede exigir su muestra si él se niega. El Comité Genético podría mediar, pero…

Aurora dejó de escuchar.

Otra traba. Otra barrera. Otro “no” antes de empezar.

Se levantó, caminó por el pasillo de vidrio templado sin pedir permiso y se detuvo junto a una pared donde se exhibían los logros de la clínica. Certificados, contratos con la Comisión Nacional, artículos publicados…

Y entonces lo vio.

“Evan Lancaster, PhD, MD – Dirección de Ética y Programas Avanzados, Comisión Nacional de Compatibilidad Genética.”

Su corazón dio un vuelco.

- ¿Aurora?

La voz llegó desde detrás.

La joven se giró, lentamente, como si no estuviera segura de haberlo imaginado.

Evan Lancaster, con su bata blanca, el cabello castaño claro peinado hacia atrás y esa sonrisa suave que siempre parecía al borde de una confesión. Alto, con ojos cálidos y una presencia que contrastaba con el hielo que aún sentía en la piel desde su encuentro con Callum Whitaker.

- Eres tú. - dijo él, acercándose.

Aurora no supo si abrazarlo o salir corriendo.

- Evan… ha pasado tiempo.

- Cinco años, para ser exactos. - dijo él, estudiándola con cuidado - Estás igual. Quizás más… fuerte.

Ella sonrió, incómoda.

- Y tú estás… ¿Trabajando aquí?

- Estoy de paso. Supervisando protocolos para la Comisión. Pero sí, parte de mi equipo está aquí cuando estoy en la ciudad.

- No sabía que habías tomado el camino de la genética aplicada.

- Tú no sabías muchas cosas de mí, Aurora.

El tono fue suave, sin reproche. Pero ella lo sintió como una aguja bajo la piel.

- ¿Qué estás haciendo aquí? - preguntó él, más bajo.

- Buscando soluciones. - respondió sin rodeos.

Evan pareció entender de inmediato. Sus ojos brillaron con compasión… y algo más.

- ¿Recibiste tu resultado?

- Sí. Y no me gusta.

- ¿Quién es?

Ella dudó un segundo.

- Callum Whitaker.

Evan enmudeció.

- Vaya. Eso sí que es… complicado.

- Lo es.

- ¿Vas a apelar?

- Quiero intentarlo sin tener que rogarle a él ¿Hay algo que pueda hacer para avanzar sin su consentimiento?

Evan la miró y por primera vez, sus ojos no eran los del médico… sino los del hombre que una vez la amó en silencio.

- Aurora… sabes que puedo ayudarte. Tengo acceso a los protocolos especiales. Algunos permiten la reestructuración de muestras previas. No sería legalmente 99.78%, pero sería viable. Incluso podrías seleccionar un donante anónimo compatible dentro del umbral permitido.

- ¿Y eso funcionaría para mantener mi derecho a la presidencia?

- Técnicamente, sí… aunque tu abuelo podría disputarlo si se entera. Dependerá de cómo se presente la documentación.

Aurora lo miró, entre asombrada y aliviada.

- ¿Harías eso por mí?

Evan dio un paso más cerca. Su voz bajó hasta ser apenas un susurro.

- No te he olvidado, Aurora. Tú me dejaste por el peso de tu apellido… pero sigo aquí. Y puedo ayudarte. Sin condiciones. Sin humillarte. Solo dime que quieres intentarlo conmigo.

La sala pareció cerrarse en torno a ellos. Su corazón latía con fuerza.

Evan era todo lo que Callum no era: gentil, confiable, desinteresado.

Y sin embargo…

Una parte de ella aún pensaba en la forma en que Callum la miró esa mañana, como si supiera cada rincón de su alma. Como si tuviera las manos llenas de fuego, esperando solo que ella dijera que sí para prenderlo todo.

Aurora cerró los ojos por un segundo.

- Necesito pensarlo.

- No tardes mucho. - dijo Evan, con una sonrisa melancólica - Porque el mundo no espera. Y tu abuelo tampoco.

Evan se marchó dejándola con más preguntas frente a la situación. Si le pedía ayuda a Evan tendría que intentar estar con él, pero algo en su interior se resistía. El hombre era gentil, atento, dedicado, pero era cómo estar en una escuela con chicos igual que ella. Ajustados al sistema, obedientes, cumpliendo con el deber y la obligación impuesta por sus familias o expectativas sociales. Tendría una vida fácil, pero sin amor o libertad. Incluso la comodidad que Evan le ofrecía podría volverse en cadenas que la apretaran tan fuerte como las de su abuelo.

Con un suspiro, Aurora se giró hacia la mujer que esperaba algo alejada de la puerta.

- Donde firmo para autorizar el cruce de compatibilidad secundaria... - le dijo y la joven le acercó una tableta donde Aurora completó los datos ante la mirada inquieta de Harper.

- Le avisaremos cuando haya coincidencias significativas, señorita Hastings. - le dijo con eficiencia.

- Recuerdo la confidencialidad del tema... - advirtió la joven saliendo del lugar seguida de su amiga.

- Aurora, esta no es buena idea... Si la Comisión se entera... - le dijo preocupada.

- Tengo que intentarlo, no puedo depender de ese hombre... El tiempo corre y el plazo se me acaba. Si mi abuelo quiere un heredero se lo daré, pero bajo mis términos.

- Aurora...

- Vamos, - le dijo entrando al auto - tengo trabajo que hacer...

La joven la observó en silencio y subió al auto para luego alejarse del lugar hacia la oficina de la joven en el edificio corporativo de Hastings Jewels.

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