El Despertar del Instinto
La luz del amanecer se colaba suavemente entre las cortinas cerradas del dormitorio, dorando la piel y los bordes de las sábanas arrugadas. La habitación olía a ella. A deseo. A calor aún palpitante.
Callum abrió los ojos lentamente, sintiendo primero el peso cálido y suave sobre su pecho… y luego el brazo delgado que se aferraba a su cintura como si hubiese pasado la noche anclada a él.
Aurora.
Desnuda.
Dormida.
Junto a él.
Su cabello estaba desordenado, enredado entre su cuello y su hombro y su pierna seguía sobre la suya como si no hubiese forma de separarlos sin romper algo esencial.
Mierda.
El recuerdo lo golpeó como una ola violenta y ardiente.
El beso desesperado.
Su cuerpo bajo el suyo, retorciéndose, temblando. Pidiendo más.
La manera en que se aferraba a él con las uñas marcándole la espalda, como si lo necesitara tanto como él a ella.
Y sus gemidos.
Dios.
Los tenía grabados en el centro del pecho. No había sido suave. No había sido delicado. Había