Sensaciones encontradas

Por Rodolfo

La vi llegar, en su Ferrari roja, no sabía porque venía con las mucamas en su auto.

Debe ser para que la atiendan por el camino.

No quise pensar que estaba en el parque, cerca de la casa, por la ansiedad que tenía por verla.

Es que era aburrido no molestarla.

Un peón le abrió la puerta y la ayudó a bajar del auto y para mi asombro, ella pegó la vuelta y ayudó a bajar a una de las mucamas y luego a la otra.

No entiendo que sucede.

Cuando me vio, sin un ¨hola¨, me presentó a sus mucamas, las nombró con cierto cariño.

No sé porqué, pero quise atormentarla y le pregunté si tenía esclavas, porque en un momento dijo que eran de ella.

Supe a qué se refería y vi como las trataba, era evidente que les tenía cariño y respeto, sino, no las hubiera ayudado a bajar del auto.

Su trato con el personal de acá, era distinto.

Era más distante y muchas veces hasta grosero.

Me llamó idiota y se alejó.

Yo me reí en su cara.

Cuando llegué al comedor, ella ya estaba allí.

Tenía una remera brillo
Leia este capítulo gratuitamente no aplicativo >

Capítulos relacionados

Último capítulo