Blanche:
Pasan los días, estos se convierten en semanas y mientras más tiempo pasa más nerviosa me pongo; porque algo no está bien.
No puede estarlo.
Nada de esto tiene sentido.
¿ Por qué él nos mantiene aquí? ¿ Qué quiere de nosotros?
Me muerdo las uñas de solo ponerme a ponderar las posibilidades.
—Neprilichnyy, el Sovetnik solicita que acuda a su despacho.- me anunció una sumisa en cuanto terminé el desayuno.
Los pecchi están durmiendo aún, últimamente están muy holgazanes.
Seguí a la sumisa y ella me guió en dirección al despacho, por el camino me puse a pensar en una cantidad de tonterías que solo lograron ponerme más nerviosa.
La sumisa señaló la puerta, y toqué un par de veces.
—Adelante.
Entré, y me encontré a Alexis sentado del otro lado del buró.
Oh…¿así que así están las cosas?
Eván es el Don, Milia la Koroleva y él es el Sovetnik de la mafya ( consejero)…¿por qué?
Tomé asiento frente a él, y él me recorrió con la mirada.
—No puedes acusarme de no ser paciente, italiana. Te