Gracias a las luciérnagas y las hadas, pudo percibir el camino y la sombra de los árboles que se erguían a la distancia. Cuando logró visualizar bien, encontró dos siluetas junto a una nube. Sin dudar, aumentó la velocidad con sus alas y llegó en un abrir y cerrar de ojos.
Las dos siluetas reaccionaron por instinto y apuntaron sus armas contra Pandora. Hasta que uno de ellos supo reconocerla.
—Pandora…
—Dorian…
—Cuánto tiempo sin vernos. Veo que has crecido como líder y como persona —sonrió con nostalgia.
—Y tú… no puede ser, ¿qué les pasó a tus alas? —Exclamó con sorpresa al observar las enormes cicatrices en su espalda.
—Es una larga historia… sólo te diré que las perdí por protegerla —miró a Clementine.
Ella