POV de Clara
Tres días.
Suena mucho, pero en un mundo como este, tres días se sienten como el último aliento.
El cielo no ha cambiado — sigue gris y plateado,
como si el mundo hubiera olvidado cómo ser azul.
En el patio de la mansión, los guardianes lunares vigilan en silencio.
Nadie habla, porque todos saben que si el sonido es demasiado alto,
la luna podría escuchar.
Me siento en el porche, observando un cielo que parece moverse más rápido que el tiempo.
Cada vez que cierro los ojos, siento el pulso de la tierra, el murmullo de los ríos,
la respiración de los animales del bosque…
y esa otra voz, siempre allí, esperando.
«Tres días, hija de la luna. Después de eso, serás el puente… o cenizas.»
Abro los ojos.
Mis manos reflejan una luz suave cada vez que pienso demasiado fuerte.
Las líneas plateadas de mi piel son más gruesas ahora, fusionadas con mis venas.
Ya no soy humana, y no es una teoría.
Es un hecho que puedo ver en cada espejo.
Hugo sale de la casa con dos tazas de té negro.