Rebekah tiene una orientación sexual diferente, pero ella eso no lo sabe, creyendo que el amor que le tiene a Dahiana es por ser lesbiana cuando no es así. Entonces entra en la confusión cuando conoce a Thiago y comienza a sentirse atraída forma intensa hacia él también. ¿Bisexualidad? Puede ser... pero no, va más allá de la atracción carnal. Todos los Derechos Reservados. Obra registrada en Safe Creative por código 1704231889067 Parte II ¿Qué pasa cuando las personalidades de dos personas son iguales y distintas a la vez? ¿Colisionan? Un hombre y una mujer en un espiral de emociones y situaciones que los pondrá en mismo juego del amor. Uno contra el otro en una batalla de orgullo. Una pelirroja deslumbrante y peligrosa, y un rubio de esos idiotas, la combinación perfecta. Todos los Derechos Reservados. Obra registrada en Safe Creative por el código 1708023219032
Leer másSeries Amores y Placeres I
Rebekah
¿Qué he hecho para merecer esto?
Me miro en el cristal de un escaparate. Estoy hecha un asco. Toda mojada, el maquillaje corrido y mi peinado arruinado. Con un poco de suerte no se han dañado mis hojas de vida. O bueno, las que me quedan.
Mi plan era lo siguiente: salir en la preciosa mañana que hacía hace tres horas, regar mi CV por varios negocios de la ciudad y volver a casa para llevar a mi novia al aeropuerto.
De todo esto solo he hecho las dos primeras, con lo que no contaba era que el cielo se tornaría gris y caería un torrente de agua. ¡Si estaba de lo más soleado! Bien decía mi abuela que el día más soleado llueve.
Con resignación camino hasta el subterráneo para ir a mi casa. Odio las multitudes pero esto me toca por ser pobre, algún día tendré un Ferrari… Algún día.
Mientras camino las dos cuadras que me separan de mi casa al salir de la estación, ruego a quién sea que me llamen de algún lugar. Lo que no es muy probable, porque no se hacer más nada que atender mesas y pintar cuadros.
Mi vida se resume en: huir de mis padres, complacer a mi novia, pintar, servir mesas, y llenarme la piel de tatuajes. Estudié arte en una prestigiosa escuela en la cual me saqué una beca, pero me descuidé y la perdí.
Tengo veintisiete años y soy un don nadie, fabuloso. Me detengo frente a mi edificio, es horrible. A Dahiana le gusta, sus padres le regalaron el piso, pero a mí me desagrada bastante. Algún día viviré en una de esas casas grandes sumamente costosas.
Suspiro y subo las gradas de dos en dos, hasta llegar a la puerta del apartamento. Abro con mis llaves y no termino de entrar cuando Dahiana ya está dándome órdenes. La amo, pero odio que haga eso.
—Llegas tarde, necesito que hagas algo de comer para antes de irme —pone las manos en su cadera. Pongo los ojos en blanco.
—Hola Rebekah mi amor, ¿Cómo estás? ¿Te has mojado? ¿Un beso quizás? —digo con sarcasmo.
Saco mi ropa mojada, hasta quedarme en interiores. Ella me mira con una ceja arqueada.
— ¿Qué?
Estás mojando mi piso. —contesta.
—De verdad que hay veces que no te soporto. —paso por su lado para ir a bañarme.
La oigo llamarme pero la ignoro. Dahiana había sido mi soporte estos últimos diez años. Pero ya me estaba hartando.
Recuerdo como empezó todo esto. Mis padres me odiaban, prácticamente. Mis hermanas ni hablar, siempre se burlaban de mí por ser más gorda que ellas.
Mi familia era rica, mi madre era una esposa florero y mi padre un hombre muy recto y frío. Hablo en pasado porque cuando yo nací cayeron en la quiebra y me culparon de aquello. Perdieron todo, autos, propiedades, joyas y lo más importante: estatus.
Físicamente me parezco a mi madre y hermanas. Rubias, ojos color ámbar excepto por la complexión delgada, las que ellas poseían. Edra y Amara, mis hermanas, me golpeaban y se burlaban en la escuela con los demás de mi cuerpo.
Los odié, los odio a todos. Mi padre nunca me defendió de ellas y eso supone un gran dolor para mí. Fue en el último año de escuela cuando conocí a Dahiana. Solo tenía diecisiete años y estaba destrozada porque el único chico que me gustaba se había burlado de mí.
Ella se convirtió en mi mejor amiga, me daba cariño, amor, comprensión, todo lo que necesitaba y poco a poco me fui enamorando de ella. Comencé a bajar de peso con su ayuda y cuando se me declaró la acepté, cuando mis padres se enteraron me echaron de casa.
Suspiro debajo de la cascada de agua. No vale la pena traer al presente esos recuerdos, ya han pasado diez años y estoy feliz dentro de lo que cabe, sin ellos. Cuando salgo del baño envuelta en una toalla, me encuentro a Dahiana sentada en la cama.
—Discúlpame, estoy nerviosa por el viaje. —dice mirando al piso.
—Estás insufrible Ana, pero aun así te quiero. —ella se levanta y sonríe.
Es unos centímetros más alta que yo. Le devuelvo la sonrisa antes de fundirnos en un beso.
…
—Te voy a extrañar. —hace un puchero graciosos y le doy un pico.
La gente nos mira raro y no me importa. Hace años que perdí el miedo a que nos vean.
—Yo también. —le doy un abrazo.
—Mi niña —solloza su madre —Espero que te vaya bien.
Me separo para que se despida de su madre. Estamos en el aeropuerto, Dahiana se irá a África por cinco meses a hacer trabajo voluntario, ella es paramédica y siempre fue su sueño ayudar a los niños de ese país.
Sus padres aceptan la orientación sexual de su hija, mientras ella sea feliz hacen lo que sea. Si mis padres no pensaran tanto en las apariencias.
Sacudo mi cabeza para alejar esos pensamientos.
Pasajeros del vuelo 512 de American Airlines con destino a Kenya, África, por favor abordar por la puerta 13.
—Ese es mi vuelo. —Dice Ana y toma sus maletas. —Nos vemos pronto —grita mientras se aleja.
Sonrío y me despido con la mano. Acepto que los padres de Ana me lleven a casa y mientras vamos en carretera me planteo que no me afectó tanto separarme de Dahiana como pensé que sería.
Pasamos por un restaurante que recién ha dado apertura y veo que solicita personal. Puede que esta sea una nueva oportunidad, mañana llevo un CV.
Lo que no me esperaba era que ese restaurante me cambiaría la vida.
Beatriz Recojo todas mis hierbas y mis amuletos, los necesitaré, esto no se puede quedar así sin más, tengo que intervenir como la buena madre que soy. ¿Cómo será mi hijo feliz si no lo hago? Se llevará una sorpresa porque esto, esto funciona, ya le hecho trabajos a mis amigas y los dioses han dado su respuesta. Hago un repaso mental de todo antes de tomar mi bolsa e irme a la casa de mi hijo. Tengo una llave de emergencias, eso funcionará. Tarareo una canción de camino, para no aburrirme, nada en la radio es suficientemente bueno como para ponerme a cantar. Sé que tanto Maddie y él están en el trabajo lo que me deja con tiempo suficiente para hacer el mío. El día está hermoso, fresco, brillante, soleado, Artemisa ha de estar de buen humor, cosa que aprovecharé. Al llegar a casa de mi hijo y su esposa me escabullo dentro y voy directo a su habitación. Pongo mi bolsa sobre la cama, despliego mi telar de trabajos, dispongo de mis hierbas y comienzo a formar un ramo con ellas: hinojo
LiamA pesar de las miles de cosas que impidieron que nuestra boda no se realizara, Maddy y yo nos mantuvimos en pie.Los meses anteriores fueron duros para mi morenita y yo estuve allí para ella y para mi mejor amigo también. Alexia es parte importante en mi vida, por parte de mi mujer y de Owen, lo que a ella le ocurrió, también me afectó a mí.Fueron siete meses de agonía mientras ella estuvo en coma.Pero ahora todo es diferente. Tres meses después, al fin ha llegado el día.Camino con mi madre del brazo por la pasarela de alfombra blanca que hay en dirección al altar. Observo satisfecho como quedó todo, y si al principio opuse resistencia por los colores elegidos: negro y blanco, ahora veo que no fue una mala combinación después de todo. Y el toque de rosa lo hace parecer perfecto.Justo como lo quería Maddy: un camino blanco con pétalos de rosas esparcidos, candelabros de cristal con ramos de flores dividiendo la pasarela de los asientos, estos con listones negros decorándolos.
Un año después...LiamMiro con horror y emoción al mismo tiempo a mi mujer. Está recostada en una camilla donde con gritos de dolor y esfuerzo puja para traer a nuestro pequeño al mundo.Nunca imaginé que este día llegaría, a pesar de que tuvimos ocho meses de preparación.Sujeto su mano y ella la aprieta con fuerza. Me mira con sus hermosos ojos vidriosos y siento como los míos se llenan de lágrimas también.—Vamos, mi amor, tú puedes– susurro apretando mis labios en su frente.Cuando Maddy se contrae otra vez para empujar con todas sus fuerzas, entro en una especie de trance. Donde recuerdo el momento exacto de cuando nos enteramos de su estado.FlashbackMiraba con ojos entrecerrados a Maddy desde mi lugar en la isla de la cocina. Había algo diferente en ella. Estaba más “gordita”, por decirlo de alguna forma.Sus caderas estaban más voluptuosas, sus pechos habían crecido y su vientre bajo tenía una leve hinchazón. Apenas lo notaba, pero me preguntaba si ella estaba al tanto del c
Mucho tiempo después...MaddyEntre el sueño logro sentir el brazo de mi hombre que se cierra en mi cintura y me pega más a su cuerpo caliente.Pero no es hasta que siento su mano jugando con mi pezón que entro en la consciencia completa. Más no abro los ojos.—Liam —me quejo tratando de salirme de su agarre pero él me aferra con fuerza—.—Mmm —murmura dejando besos en mi nuca y me río.—No, déjame. Quiero dormir —vuelvo a removerme y entonces siento el gran problema de entre sus piernas restregándose en mi trasero—.—No.—Liam —vuelvo a regañarlo, está vez en medio de un gemido producto de su mano estimulando mis montículos.Con una sonrisa y aún sin abrir los ojos siento como su gran cuerpo en comparación al mío, me cubre. Dejándome boca abajo y él encima de mí. Abrazo mi almohada y me dejo hacer.Sus tibios labios dejan un sendero de sensuales besos en mi columna que me hacen gemir encantada. Mi hombre aprovecha la desnudes a causa de la buena noche que tuvimos para colarse entre m
LiamMiro unos análisis que mandé a realizar a uno de mis pacientes, sin embargo no estoy concentrado en ello, sino en lo que pasó en la comida en la casa de Maddy.Le dije que estaba bien, que no pasaba nada, pero eso solo fue para despistarla. La verdad es que no me sentí bien allí, sacando a Alexia, a Terry y a Omar de la ecuación, el ambiente hostil que había en esa casa era muy denso.Sé que la señora Nonoa no me quiere, al menos no tanto, y la hermana de mi chica... ella es caso aparte. No lo sé, su forma de tratarme, no me hizo sentir bienvenido en esa casa. Y me preocupa, porque quiero llevarme bien con la familia de la chica a quien amo.FlashbackNos dirigimos a la mesa, sentía el ambiente tenso e incómodo. Estaba advertido por Maddy de su madre, pero no me imaginé que al iniciar la comida, ella me bombardearía.—Y dime, chico. ¿Cuáles son tus intenciones con mi hija? —Atacó sin sutilezas—.—Mujer. —el murmullo del padre de Maddy debía ser un susurro pero todo lo escuchamos—
MaddyCinco meses después...Conocer a la madre de Liam fue una cuestión interesante. Y aunque al principio estaba algo asustada, a medida que fui conociendo su forma de ser, me relajé bastante e incluso me permití reír de su espíritu algo alocado.Y desde entonces tenemos una buena relación, para pesar de Liam que vive avergonzado de todo lo que me cuenta su madre. Lo que él no sabe es que me encanta saber de él, ver el brillo de amor en los ojos de Beatrice cuando invoca los recuerdos de su hijo.Me río, sí, pero también me enamoro de esa parte que no conocí de él. Así como me enamoro cada día más del hombre que me parece salido de un cuento de hadas.Sin embargo hoy muero de nervios. Este día le toca a él conocer a mí familia. Temo del interrogatorio de mi madre y de los comentarios hostiles y fuera de lugar de Olivia. Así como las bromas de mal gusto de Terry. Mi padrastro es el menor de mis problemas, él es un dulce hombre y cuento con su ayuda para controlar Marie Nonoa.—Deberí
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