Las palabras del capitán resuenan en la cabina del avión, mientras los pasajeros se preparan para recoger sus cosas, y bajar. Algunos ansiosos, otros emocionados por conocer una de las ciudades más ostentosas del momento. Observo el paisaje por la ventanilla esperando que el avión se detenga. A mi lado, Alicia guarda silencio, ignorándome como lo ha hecho durante las últimas seis semanas.

Seis semanas siendo una completa extraña para ella.

Contengo una sonrisa casi diabólica al recordar nuestra última conversación.

—¿Qué significa todo esto, Alina? — Preguntó observando mis manos ensangrentadas—

Su mirada aterrada me produjo cierta satisfacción.

—Sorpresa— Murmuré señalando hacia el cuerpo inerte de mi tío—Creí conveniente traerlo aquí, ya que es el lugar favorito de la familia para guardar sus secretos—

La miré fijamente esperando el momento exacto en el que se diera cuenta del estado de su hermano.

Había hecho lo impensable. El tan anhelado sueño de ver la luz apagarse en sus ojo