Despiadado, cruel y manipulador ¿qué pasa cuando estás casada con el hombre más codiciado del momento, y te odia? Griselda tiene todo en la vida, a sus 23 años está casada con Dylan Hans; cantante pop del momento, tienen un hermoso hijo de tres años, vive rodeada de lujos y es feliz, lástima que solo sea una mentira. Dylan es un mujeriego, le es infiel todo el tiempo, la mantiene oculta, su hijo tiene leucemia y vive en uno de los suburbios más peligrosos de todo Manhattan, su familia la odia y su marido no deja de reprocharle que todo es su culpa, tachándola de cazafortunas. Sin embargo, todo da un giro cuando se entera, la misma noche en la que cinco tipos la abordan en un callejón oscuro, que Dylan quiere el divorcio para casarse con la modelo Ashley Green, que su hijo está muriendo y que su madre le ha robado dinero, haciendo que cambie su manera sumisa y resignada, proponiéndole a Dylan que le dará el divorcio y desaparecerá de su vida, solo si pasa un año entero a su lado, viviendo como marido y mujer, una decisión que traerá severas consecuencias.
Leer más—¿No hay nada que se pueda hacer, doctor? —pregunté removiendo mis manos nerviosa.
—Lo siento —niega destrozándome por completo—. Lo recomendable es iniciar con las quimioterapias cuanto antes.
—Pero es tan pequeño —la voz me tiende de un hilo y el dolor en mi pecho se transforma en filosas dagas que me rebanan el alma.
—El cáncer no distingue edades señora Watson.
—Está bien —musito mirando a mi hijo.
Meto los dedos de mi mano entre las hebras color caramelo de su cabello, solo tiene tres años y verlo postrado en una cama del Hospital comunitario, me hace temblar de miedo.
—¿Está usted bien? —pregunta el doctor viéndome de arriba abajo con preocupación.
Sé lo que debe estar pensando, traigo hecha tirones el uniforme que suelo usar en la taberna, mi cabello está enredado, tengo golpes en el rostro y me duele todo el cuerpo, mi blusa está manchada de sangre y tengo arañazos por todo el rostro y parte del cuello, sin contar que mi sexo ha sido lastimado.
Hace cinco horas que acababa de salir del trabajo, había doblado turno para poder acumular completar el dinero de la renta, la semana pasada fue el cumpleaños de Oliver, mi pequeño, y quería comprarle algo digno, comimos helado y pasamos la tarde juntos, la triste realidad llegó después, cuando su papá no me depositó dinero, no responde mis llamadas y me ha bloqueado de todo.
Mi idea era llegar a tiempo para mañana ir a una entrevista de trabajo, tener dos empleos sería una locura, en uno laboraría por la mañana y en otro por la noche. Pero quería que mi bebé estuviera orgulloso de su mamá. Lástima que todo no siempre sale como uno quiere, fui abordada por cinco hombres ebrios que me violaron y me aventaron en un callejón como costal de b****a, no reconocí el rostro de ninguno, era muy noche y había poca luz.
Se llevaron mi dinero y solo dejaron mi móvil porque era un modelo muy viejo al que ni la cámara le funcionaba, fue ese momento en el que recibí la llamada de Prim, mi mejor amiga y niñera de Oliver diciendo alarmada que mi hijo había escupido sangre y que lo había llevado al hospital. Lo demás es historia, lo cierto es que a mis veintitrés años he pasado por tanto que incluso el ser violada y golpeada no es importante cuando de la vida de mi hijo se trata.
—Estoy bien —los ojos se me llenan de lágrimas por el dolor físico—. Voy a estar bien.
—Mandaré a que la revisen por si acaso —añade el doctor de sonrisa amable.
—Gracias —respondo en un tono apenas audible.
Sale de la pequeña y deteriorada habitación, sin poder contener un minuto más el tumulto de emociones que se acumulan en mi pecho y hace doler el nudo que se atora en mi garganta, sollozo.
—Vas a estar bien, cariño, lo prometo —acaricio su mejilla.
La puerta se abre enseguida, entra Prim con cara de pocos amigos, es una pelirroja hermosa de ojos grises a la que le pago por cuidar a mi hijo mientras trabajo, nos conocimos en la Universidad, cuando estudiábamos juntas un taller de repostería.
—Son unos malditos, ¿puedes creerlo? —resopla—. Me cobraron hasta las gasas, los hijos de perra.
—Te voy a pagar todo, en cuanto...
—¡Dios! —se horroriza al verme.
Prim no me había visto porque cuando llegué al hospital ella estaba en el área de caja, pagando, porque aunque sea un hospital comunitario, lo cierto es que te cobran hasta el agua.
—¿Pero qué te ha pasado? —se acerca y me toca los golpes del rostro.
—¿Me creerías si te digo que solo me asaltaron? —sonrío con ojos llorosos.
—No.
—Entonces no hagas preguntas, solo diré eso. Es lo que necesitas saber.
—Somos amigas, puedes contarme lo que sea —toma mis manos entre las suyas.
—Me violaron cinco hombres cuando salía del trabajo, no les vi el rostro, así que…
—No puede ser —me envuelve entre sus brazos y agradezco el que Oliver esté dormido. No quiero que vea a su mamá derrumbada—. Tienes que denunciar…
Niego con la cabeza.
—No tengo tiempo ni dinero, apoyo o energías para eso, ahora lo importante es Oliver, es lo único que me importa —me tiembla la voz.
Y es que es imposible no derrumbarme, mis padres me echaron cuando me enamorada como una ilusa, me casé con un chico tres años mayor que yo, Dylan Hans, alguien de quien no sabía hasta que me reveló su verdadera identidad, luego de eso lo obligaron a hacerse responsable y asumir las consecuencias, pero nunca imaginé que se trataba de un famoso cantante de pop, y que era billonario.
Los primeros meses fuimos felices, hasta que un día hizo las maletas argumentando que se iría de gira, jamás regresó, no lo volví a ver, luego me enteré que estaba embarazada y mandó a sus abogados para que desalojara su lujosa mansión, así que aún casada con él, regresé a Manhattan, cuando pedí el apoyo de mi familia, quienes tenían dinero y una posición acomodada, me dieron la puerta, argumentando que el dinero que tenían era para costear la carrera de modelo de Isabell, mi hermana mayor de veintiocho años.
Así que sola, embarazada y sin un centavo, tuve que apañármelas para salir adelante sola. Hasta que un día me encontré con Prim y ella fue mi salvación. Me ayudó. Y lo sigue haciendo. Intenté muchas veces contactar al padre de Oliver, lo logré apenas el año pasado, no habló conmigo, fueron sus abogados, y es como llegamos a un acuerdo en el que me depositaria cierta cantidad para Oliver, los primeros cuatro meses fueron bien, pero después, de la noche a la mañana dejó de depositar, me contacté con los abogados y nunca me respondieron.
"Interrumpimos la transmisión especial para avisarles que los boletos para el concierto de Hans, están agotados"
Dice el conductor del programa televisivo. Alzo la mirada oara ver la imagen del viejo televisor, detrás del hombre aparecen muchas chicas gritando eufóricas.
—Tienes que decirle, es su padre, tiene que hacerse responsable —dice Prim apagando el televisor.
—No tengo idea de dónde buscarlo o cómo hacer para que me ayude.
Oliver ni siquiera tiene su apellido, no se lo quiso dar, está registrado con el mío y no lo conoce, pero él a su padre sí, sea lo que sea, no dejo que nuestros problemas influyan en él, es su fan, y pese a tener solo tres años, habla bien y entiende que el hombre que sale en la tele es su papá.
—Yo sí.
La voz de mi mejor amiga me hace salir de mi ensimismamiento.
—Prim…
—Tranquila, tú déjamelo a mí.
—¿Qué piensas hacer? —pregunto con temor.
Entonces me mira y llena de rabia me dice:
—Creo que ya es momento de que conozca a su hijo, ese maldito de Hans.
PRIMSiento como si me estuvieran partiendo por dentro, como si el alma se me estuviera fracturando. El dolor es intenso y esta es la única opción por la que ahora me encuentro dentro del carro de Neith. Ángel no responde a mis llamadas y las contracciones son tan intensas, que me agarro de lo que encuentro, intento hacer los ejercicios de respiración, pero me son imposibles cuando Neith está a mi lado. —¿Por qué mierda mentiste? —No mentí —me agito—. Quise decírtelo, pero… nunca atendiste mis llamadas y luego tu manager dijo que nunca querías saber de mí. Me quedo callada cuando viene una nueva contracción. —Y decidí seguir mi camino, eso es todo. Golpea el volante. —Pensabas vivir una vida teniendo un hijo mío manteniéndome en la oscuridad —replica.—¿Por qué te enfadas? Soy yo quien está sufriendo. Esta vez guarda silencio, para cuando llegamos al hospital, pide a una enfermera que me atienda de la manera más atenta, y eso hacen, el problema es que estoy demasiado dilatada
PRIM Me doy la media vuelta y salgo del local, sabiendo que tengo que alejarme de él, camino por la calle y estoy a nada de cruzar la avenida, cuando tiran de mi brazo, no hace falta que adivine quién es, ya que el olor a su loción masculina, inunda mis fosas nasales. —Prim. Cierro los ojos deseando que sea una pesadilla y poder despertar de mi sueño, pero no sucede nada. Así que respiro profundo y decido darle la cara, se supone que no nos volveríamos a encontrar, hace meses que incluso dejé de hablarle a Tyler y me alejé de todos. Sus ojos vuelven a ir directo a mi enorme barriga. —Estás embarazada —dice como si estuviera tratando de contenerse. —Eres muy inteligente —ironizo y eso le hace fruncir el ceño. —¿Cuánto tienes de embarazo? —pregunta. Su rostro se crispa y hay un brillo de posesividad que se ancla en sus ojos. —No es tu asunto. —Lo es, jodidamente lo es. La gente a nuestro alrededor comienza a vernos y me pongo nerviosa. —Me alegra que hayas encontrado una muj
PRIM Han pasado ocho meses y una semana desde que viajé a Londres, podría decir que mi vida ha dado un giro de ciento ochenta grados al máximo, pero he sido fuerte, ahora que tengo algo por lo qué luchar, un nuevo mundo que se forma en mi interior. Toco mi enorme barriga redonda y sonrío, este mes es uno de los más importantes, porque en cualquier momento veré a mi bebé. El haber quedado embarazada no estaba en mis planes, y sin embargo, no me arrepiento de nada. Sé que en cuanto lo supe debí haberle dicho a Neith, pero me fui, y cuando intenté comunicarme con él, jamás respondió mis llamadas, luego su manager me marcó argumentando que él no quería saber nunca nada de mí, me dolió, sí, pero respeté su decisión. —Pareces muy feliz —arguye mi compañero de cuarto. Ángel es un chico que conocí en cuanto llegué, trabajamos juntos en una tienda de antigüedades, es gay, y la persona más linda y amable del mundo. —Ya quiero conocer a mi bebé —confieso con sinceridad. Él termina de coci
NEITH Despierto con una sensación de ahogo, una que me deja un mal sabor de boca al recordar las mentiras que le dije a Prim anoche, la verdad es que sí, la amo, estoy enamorado de ella pero me aterra la idea de intentarlo y que las cosas salgan mal. Poco a poco me incorporo, la cabeza me duele y salgo de mi estudio para dirigirme a la cocina por una botella de agua fría, al hacerlo, noto que sobre la encimera está un plato con un panque y una nota. “Suerte” Ladeo una sonrisa de media luna, por un momento pensé que haría un drama por lo sucedido, pero al parecer no le afectó, así que paso los siguientes quince minutos comiendo lo que me dejó mientras reviso las redes sociales. Entro a la página de los espectáculos y casi me atraganto con la comida al ver una foto que tomó un paparazzi de Prim, subiendo a un avión, y abajo una nota que dice: “Nuevo Destino” Le hago un zoom directo y siento que un balde de agua fría se me cae encima. —No puede ser cierto. Las manos me tiemblan,
PRIM Llevo dos semanas en las que Neith no me da tregua, no sé lo que somos realmente, pero no dejamos de follar, incluso ahora, que ha pasado dos días metidos en el estudio, me folla a lo bestia solo porque miré de más, según sus palabras, a uno de sus amigos cantantes. Cosa que no es verdad, solo intentaba ser amable y lo malinterpretó todo. —Mía —gruñe Entra y sale de mi cuerpo hasta que el sonido encharcado de nuestros sexos es lo único que se logra escuchar. Gimo, cuando vuelve a penetrarme. —Detente, Neith. —No mires a nadie más. Sigue con lo suyo hasta que se desploma encima de mi, mis piernas permanecen abiertas alrededor suyo y me besa con rabia. —Mía. —¿Y puedo decir lo mismo de ti? —inquiero con cautela. Como siempre, se queda callado y sale de mi. Se pasa una mano por el cabello y comienzo a vestirme, sintiéndome enfadada. Cada que toco el tema se comporta de ese modo tan hostil. Él hace lo mismo y pienso que ha llegado el momento de terminar con esto de una vez
PRIM La boca se me seca con lo que acaba de hacer Tyler, de pronto descubro que me siento enfadada, recordando que esta es una de las razones por las que en el pasado terminamos, siempre hace las cosas creyendo que todo saldrá como él quiere, ni siquiera pregunta por cómo me siento. En este caso, no me preguntó ni me dijo antes sus intenciones, ¿cómo me pide eso sabiendo que apenas nos hemos vuelto a encontrar? Trago duro, todos están mirándome y me siento tan presionada que cometo uno de los mayores errores de mi vida. —Sí —susurro. Mi voz tiende de un hilo pero los presentes aplauden y él aprovecha para ponerme el anillo con manos ágiles. —Gracias —besa mis manos. Siento como si el anillo estuviera rodeado de púas, me pongo de pie y aplauden, intenta besarme pero giro mi rostro y recibo su beso en la mejilla. Una parte de mí sabe que lo hizo porque Neith está presente, la verdad es que no me atrevo a verlo a la cara, no después de esto. Los invitados nos felicitan y acepto t
Último capítulo