Una uva se atascó en mi garganta haciendo reír a Gerald.
—No leí eso que dijiste en el contrato —traté de aislar el pensamiento de Gerald sin éxito.
—No te preocupes, Mili, come tranquila y lo hablamos en la habitación.
—La verdad es que no creo que “hablemos”, tú no eres de los que hablan —entrecerré los ojos —Solo espero que no lo digas en serio y estés bromeando.
Gerald me miró directo a los ojos, yo abrí el mío al notar que no era una broma de su parte, solo bajó la mirada a su plato y comenzó a comer.
Tragué saliva y traté de concentrar mis pensamientos en algo que no fuera lo que posiblemente iba a pasar esta noche.
—Por cierto Gerald, ¿sabes cómo le va a Carlos en la escuela?
—La profesora me dijo que era un excelente alumno.
—Lo sé, me refiero a sus notas y su estado de ánimo.
—Según las palabras escritas de su correo, Carlos es un chico alegre y muy inteligente, del único que se quejaba era de mí.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir que dijo, con palabras exactas: P