— Yo no lo acepto, pero no puedo detenerte, eres de lo peor…pero yo también lo soy. — dijo ella siendo completamente sincera consigo misma sabiendo que siempre pudo haber hecho mucho más para detener a los hermanos.

Ella también lo deseaba y si esto era lo único que podía tener de él, por Dios que lo tomaría…aunque fuese una completa locura, aunque terminara en medio de ese dolor en el que ya vivía Victoria Bianchi y que ella siempre vio de cerca, pero sin jamás involucrarse por completo…no tenía la fortaleza para oponerse a él, era una idiota.

Laurent la recargó más duramente contra la pared junto a la puerta y abrió la blusa de ella dejando descubierto sus redondos senos cubiertos por el sostén de encaje color rosa claro, y bajó su boca hasta su cuello y descendió besando su piel hasta tener dentro de su boca uno de sus pezones.

Ella solo aspiró profundamente y recibió con él alma esa caricia placentera arqueando su espalda para recibirla mejor, metió sus manos en su cabello y dejó