Al día siguiente, la herida en el corazón de Giorgia sigue abierta y punzando, desangrándose. Sin embargo, no hay lágrimas, no hay tiempo para ahogarse en un charco de sufrimiento y miseria. No. Ella sabe que es fuerte y que vale mucho; no por su apariencia física, sino por lo que hay dentro de ella. Además, mucho menos vale la pena sufrir por alguien como Julian Lerner, que no es más que un imbécil con cara bonita. Oh, sí. Un bonito envoltorio que encandila los ojos, pero dentro de ese envoltorio no hay nada de valor, solo mierda y pudrición; una infección que se extiende por las venas, corroyendo cada tejido y célula.
Ya que está decidida a dejar el dolor y sufrimiento a un lado, también está decidida a ponerle un punto y final a su corta y patética historia con Julian Lerner, y para ello, sabe que también debe marcar distancia entre él y ella, y debe de hacerlo ya. Sin perder tiempo.
Por eso, al salir de la suite, después de asegurarse que no corre el peligro de encontrarse de fren