Capítulo 86. Arruinada.
Mi coño se apretó como si estuviera tratando de atraparlo, exprimirlo, ordeñarlo hasta que no le quedara nada que darme, y luego...
La corrida llegó.
Se estrelló contra mí como una ola, llenando cada centímetro, cada hendidura, cada pequeño y apretado punto dentro de mí que había estado desesperado por esto. Mi cuerpo se sacudió, mis muslos cedieron, mi visión se nubló, y me corrí tan fuerte que mi alma entera dejó mi cuerpo y flotó sobre la puta cama, viéndome soltar chorros sobre su nudo como una perra rota y follada que ni siquiera merecía sentirse tan bien.
—Oh, Dios mío, Damián, Damián, Damián, joder, joder, me estoy corriendo, me estoy corriendo, Papi, me voy a desmayar, lo juro, no puedo respirar, no puedo parar de soltar chorros, voy a ahogarnos a los dos en ello, joder...
Bzzzz.
Fue el sonido de mi teléfono, lo oí.
Fue un ruido débil, bajo el sonido de la piel chocando, la cama crujiendo y yo gimiendo como una puta perra en celo, pero estaba allí y estaba sonando.
Giré la cabe