~Lira~
—Este vestido es demasiado corto.
Su voz no alzó el tono. No lo necesitaba. Se deslizó por la habitación como un trueno en cámara lenta. Era obvio que hablaba jodidamente en serio.
Mi corazón dio un vuelco. Mi garganta se apretó. Porque no era solo una afirmación.
Natasha rió como un demonio cubierto de brillo. —No, Papi, no lo es —dijo con ese tono dulzón y malcriado que siempre usaba cuando lo ponía a prueba—. Esto es lo que usan las chicas de nuestra edad ahora, no querrás que parezcamos viudas, ¿verdad?
Dio una vuelta como una princesita mimada y luego me empujó hacia adelante como si yo fuera su ofrenda personal. —Solo mira lo que le hice a Lira —dijo con orgullo—. Mira su atuendo, ¿no está hermosa?
Tropecé. Los tacones se tambalearon bajo mis pies, pero me recuperé. Apenas. Y cuando levanté la vista, él ya estaba mirando. Damián. Ahora sin camisa. Tatuajes que serpenteaban por su pecho, como si el fuego y la lujuria los hubieran cincelado. El pantalón de chándal caído sobr