Libro 1: La loba blanca es rechazada. Libro 2: La loba blanca se rebela. Mi nombre es Lily y me han obligado a estudiar etiqueta y cosas aburridas en la Casa de la manada por tres años. ¿Por qué? Porque las lobas blancas son especiales en el Continente Central y deben emparejarse solamente con machos de la nobleza. Hay un evento en el Continente Central que no se puede evitar: El Baile de selección. Algo así como un mercado para vender carne al mejor postor; muchas lobas blancas sueñan con encontrar a su príncipe azul en ese “romántico” lugar. Yo encontré al Rey. Un rey de hermosos ojos que me rechazó al segundo siguiente de saber que yo era su pareja destinada. ¿Motivo? Le preguntó a su madre si yo era digna del puesto. La loba era casualmente la encargada de enseñar buenos modales en la Casa de la manada, ¡Por supuesto que me odiaba! Y eso fue lo que pasó, fin de la discusión. Divertida y ofendida por partes iguales, planeo abandonar el castillo pero entonces llega el príncipe y segundo en la línea al trono con una proposición única: Convertirme en su pareja. ¿Qué hacer cuando un hombre tan atractivo como cruel y despiadado me lo pide tan dulcemente? Luchar y patear su trasero a la menor oportunidad. O besarlo, esa también es una opción.
Leer másEn algún lugar lejano del continente Norte.
El primer recuerdo que tengo al abrir mis ojos es sobre la nieve cayendo en un claro del bosque... Y de la sangre de mi madre mientras el Alfa, mi padre, lucha a muerte con ella.
A nuestro al rededor, la manada que se había reunido para presenciar el milagro de mi nacimiento, ahora eran firmes espectadores de esta pelea injusta.
Claro, años después entendería la escena.
¿Por qué mis padres peleaban? Por el color de mi pelaje. Cuando nací, al ser mis padres ambos negros como la noche, se esperaba que mi pelaje fuera como el de ellos... pero no fue así. Nací blanca; entonces, mi padre al creer que mi madre le había sido infiel, quiso matarme al siguiente segundo en el que nací y mi madre no lo iba a permitir.
Aunque mi madre estaba exhausta después de la labor de parto, sacó fuerza y fortaleza de algún lado para enfrentar colmillo a colmillo a mi padre. Él no era su verdadera pareja, por lo que al momento en el que se alzó vencedora, la muerte de mi padre en nada le afectó.
La manada descubrió el cuello ante mi madre... A excepción de mi tío. Él no era tan tonto como para retar a mi madre en ese momento pero se negó a someterse ante una mujer. Mi madre le perdonó esa afrenta debido a que acababa de matar a su hermano y se olvidó del asunto muy pronto. Un error que años después pagaría muy caro.
No tenía montones de cachorros con los que jugar, pues nuestra manada era pequeña y principalmente compuesta por lobos mayores. Yo fui la última en nacer en cinco o seis años; la manada agonizaba debido a la falta de sangre nueva entre nuestras filas.
Mi tío, el más jóven de los lobos veteranos, propuso mudar nuestra manada a territorios más cálidos en busca de otros lobos pero mi madre se encontraba en conflicto ya que los miembros más viejos de la manada no aguantarían el viaje. Así que en cambio le propuso que encontrara nuevos miembros y los trajera a nuestro territorio. Se fue y no supimos nada de él hasta que regresó con un pequeño ejército de hombres lobo jóvenes y fuertes para retar a mi madre por el liderazgo.
-¡No lo hagas mami!- Le supliqué antes del combate público. - ¡Por favor! Solo dale el liderazgo y que nos deje en paz. - Dije con lágrimas en los ojos.
Mi madre suspiró con tristeza y acarició mi cabeza.
-No lo entiendes, Lily. - Dijo y algunas lágrimas cayeron por sus mejillas. - Tu tío no me perdonará por la muerte de tu padre y estoy bastante segura de que te quiere muerta también. Trataré de ganar todo el tiempo que pueda para que los viejos Chad y Harry puedan llevarte lejos del territorio de la manada.
Chad y Harry eran tíos de mamá y, por tanto, mis tíos abuelos. Ambos fueron los mejores luchadores que tuvo la manada jamás hace unos treinta o cuarenta años. Mi madre confiaba en ellos; mantenerme viva y a salvo siempre ha sido la prioridad número uno de mamá.
-Por favor mami... huye con nosotros. - Dije llorando abiertamente.
No era justo.
-Es hora, Elizabeth. - Dijo tío Chad mirándonos a ambas con tristeza. - Te esperan en el claro.
-Iré. - Dijo mi madre y me dio un último abrazo. - Eres y serás por siempre mi hija, mi pequeño corazón valiente. Vete, vive y sé feliz. - Entonces me empujó a los brazos abiertos del tío Chad. - Cuídala, por favor.
-Te quiero, pequeña. - Dijo mi tío a mi madre y luego me cargó.
-Los amo. Que Nuestra Gran Madre los proteja. - Dijo mi madre y luego abandonó la carpa.
Las lágrimas no paraban de salir de mis ojos y ni siquiera noté el momento en el que mi tío Harry se había colado dentro de nuestra carpa con sacos y mochilas en sus brazos y sobre su espalda.
-Todo despejado por la ruta del río, debemos darnos prisa y llegar a la barca. El río está especialmente rápido hoy y estaremos fuera del territorio en veinte minutos o menos. - Dijo tío Harry.
Rápida y silenciosamente me llevaron hacia allí.
Subimos a una barca semi oculta detrás del follaje del río y mis tíos comenzaron a remar como si sus vidas dependieran de ello.
Mis tíos, por precaución, me habían acostado dentro de la barca y cubierto con algunas pieles. Yo seguía inmóvil debajo de todo esto cuando el sonido de algunas voces rompió el silencio.
-¿Van a alguna parte, lobos? - Dijo una voz burlona.
M****a.
-A ninguna parte. Esta es nuestra ruta para pescar. - Dijo tío Chad con tono aburrido.
-No me digas. - Dijo otra voz. - ¿Y por qué la urgencia de salir a pescar justo cuando nuestro Alfa se encuentra bailando su victoria al rededor del cadáver de la ex reina Elizabeth?
Pequeños sollozos invadieron mi cuerpo y yo me tapé la boca con las manos para que no me pudieran escuchar.
-Cualquier momento es bueno para salir a pescar. Por si no lo han notado, la manada se alimenta de pescado y los pocos frutos que el clima puede ofrecer. - Dijo tío Harry con el mismo tono aburrido que mi otro tío. - Entonces, ¿Nos seguirán bloqueando el paso?
-Son libres de seguir pescando... en cuanto nos dejen registrar su bote. - Dijo una cuarta voz.
-¿Con qué propósito?- Preguntó mi tío Chad.
-Bueno, nuestro Alfa ha perdido una cosita insignificante con la que tiene asuntos pendientes. No es nuestro lugar revelar sus intenciones, pero debemos de vigilar que nada entra y nada sale del territorio.
-Por supuesto, no es nuestra intención impedir su búsqueda por cualquier cosa que haya perdido SU Alfa. - Dijo tío Chad con burla en su voz imitando al lobo en su tono. - Pero me temo que no será posible que busquen en nuestra barca sin que tengamos que luchar por ello.
-Como quieran. - Dijo uno de los lobos que nos bloqueaban y enseguida comenzaron a gruñir.
-Quédate ahí y no salgas pequeña. Te protegeremos. - Dijo en voz muy baja el tío Harry.
Y en segundos todo lo que podía oír eran gruñidos y jadeos de dolor. Tapé mis oídos y cerré mis ojos fuertemente muerta de miedo. Sentí que la barca volvía a moverse y que había alguien conmigo.
-¡No salgas niña! Aún nos persiguen, pero debo de sacarte de aquí primero. - Dijo tío Chad jadeando. - No hagas ruido, ya casi estamos fuera.
No escuché a tío Harry y una nueva ronda de lágrimas cayó por mi rostro. Sabía lo que eso significaba; seguramente se quedó atrás para ganar tiempo.
Después de lo que me pareció una hora, el tío Chad me quitó las pieles de encima y me horroricé al ver su cara.
Marcas de garras corrían desde el nacimiento de su cabello hasta su cuello. Tenía uno de sus ojos cerrados y la sangre seguía goteando de los cortes.
-¿Tío Harry?- Pregunté temblando.
Él me miró.
-Nos esperaban treinta lobos en el río. Pudimos acabar con la mitad antes de que lo hirieran gravemente. Tuve que huir contigo. - Dijo apartando la sangre de su cara. - Hemos dejado atrás la manada, se quedaron justo al borde del territorio porque tenían órdenes de no salir. Eso nos ha salvado la vida. - Dijo mirándome y luego comprobó los alrededores. - Debemos seguir por el río unos kilómetros más hasta llegar al pueblo pesquero humano. Robaremos un bote y huiremos del continente.
-¿No crees que nos llevarían a bordo sin más? - Pregunté queriendo alejar mi mente del dolor.
-No. Los humanos son desconfiados y Harry tenía el dinero. - Dijo desviando su mirada aunque pude ver el inconfundible brillo de las lágrimas que quería ocultarme.
Salí despacio de mi escondite y abracé al tío Chad con cuidado. Él soltó un suspiro tembloroso y me devolvió el abrazo.
Para el final del día por fin llegamos a la aldea humana y el abrigo de la noche nos ayudó a ocultar nuestra presencia en el puerto. Tío Chad eligió un bote con dos pequeños camerinos y una cubierta lo suficientemente grande como para que viajáramos cómodos seis o siete personas.
No le pregunté por sus habilidades náuticas, ya que no tenía la energía para preocuparme por los pequeños detalles. Solo lo ayudé a bajar todas las cosas que habíamos traído en la pequeña barca y luego las pasamos sigilosamente al barco.
Tío Chad robó algunos botes de combustible y luego entró en la cabina de capitán.
Únicamente hicimos ruido cuando encendimos el motor y nos fuimos de ahí lo más rápido que pudimos. Lo último que vi del Continente que había sido mi hogar fue el humo de las hogueras de las casas humanas.
Pasamos cerca de dos meses en el mar. Nunca le pregunté a dónde íbamos y no me lo dijo. Confiaba en mi tío y me alegraba que hubiera robado comida de otros botes también o estaríamos comiendo diario pescado.
Justo cuando cumpliríamos tres meses en esta enorme bañera, una terrible tormenta azotó los mares.
Decir que ambos estábamos asustados sería poco. El oleaje amenazaba con hundir nuestro barco y estaba bastante segura de que moriríamos.
-¡Hoy no! ¡¿Me oyes?! ¡Hoy no moriremos! - Gritaba mi tío mientras intentaba controlar el barco. Yo estaba sentada en la cabina con el cinturón abrochado cuando la ola más enorme que había visto en mi vida comenzó a arrastrarnos. Tío Chad dejó el timón por imposible y me abrazó. Cerré los ojos y me aferré a él justo cuando sentimos el impacto de la ola.
Todo se oscureció.
Un hombre sin nombre. Esperé pacientemente sobre el lomo de la bestia a que mi ama terminara de llorar sobre el pecho del desconocido. No lo atacaría. No porque no lo quisiera, sino porque mi instinto me decía que aquél lobo era importante para mi ama. Así que observé con curiosidad hasta que mi ama recordó que estaba aquí y me ayudó a bajar de la bestia. Era muy buena conmigo. Mis primeros recuerdos eran sobre ella acomodando una de mis extremidades cuando se dió cuenta de que me costaba seguirla. Después me alimentó y me dijo que era un buen chico. Yo me esforzaba por ser un buen chico. No deseaba otra cosa que serle útil a mi ama, así que la obedecía sin chistar. A veces, cuando cerraba los ojos, tenía algunos sueños extraños. sobre un hombre llamado Peter. Él había hecho muchas cosas malas como robar, saquear y poner fin a la vida de muchos lobos. Me asustaban esos sueños. El hombre era cruel y no entendía qué tenía que ver conmigo; me confundía que tuviera las
Cole. Observé a Lily tambalearse para salir del Altar de Nuestra Gran Madre. Mi instinto me pedía que fuera hacia ella, sin embargo solo apreté mis puños y dientes para no moverme del lugar. Algunos habitantes del pueblo miraron a mi hermano con desprecio y a mí con algo parecido a la lástima. Gracias. Yo también me sentía un poco idiota en este momento. -Se acabó. - Murmuró Karel antes de enviar a la multitud de vuelta a casa. En cuanto nos quedamos solos, lo enfrenté. -Hermano... -No. - Dijo deteniéndome en seco. - Era algo que tenía que hacer y lo sabes. Con eso comenzó a caminar para salir del lugar. Yo me senté ahí mismo y cerré los ojos. Días sin dormir por culpa de la loba se reducían a ella no queriendo saber nada de mi culo. Realmente no esperaba nada más después de alejarla constantemente. Todos tenían un límite. ¿Una mujer como ella? Había llegado a ese límite con el último desplante de mi hermano y mi posterior rechazo. Incluso me regresó mi
Apreté los puños y seguí gimiendo y aullando como si me estuviera quemando en carne viva. Porque lo estaba, estaba dejando salir el dolor de mi infierno personal. Aquél en donde no lloré adecuadamente la muerte de mi madre y de mi tío, donde la gente con la que había crecido y llegado a amar era masacrada por guardarme lealtad; aquel dolor de una niña perdida y sin opciones que tuvo que convertirse en un arma letal para sobrevivir, el dolor de ser una paria social cuando lo único que anhelaba era un lugar donde pertenecer. Tomé todo eso y lo usé como arma, como escudo, como súplica y como alivio. Me entregué al dolor abrazándolo dulcemente y me convertí en fuego y humo. Cuando no quedó nada más de mí, abrí los ojos y me incorporé poco a poco. Kyrian se apresuró a ayudarme a levantar y me dejó usarlo como apoyo mientras admiraba a los presentes. Los lobos del pueblo miraban horrorizados la escena y me pregunté vagamente si debí medir un poco más el espectáculo. Kyrian me sostenía fi
— Si.— ¿Me hiciste algo para que no pudiera lograr una erección? ¿Tú o le pagaste a alguien, pediste un favor o lo que sea?— No.— Si diera marcha atrás sobre mi rechazo ¿Aceptarías ser mi pareja?Eso me sorprendió pero lo oculté. En cambio solo le arqueé una ceja.— No.— ¿Por qué?— Porque merezco más que una relación por conveniencia. Si decido tener una relación en serio será porque el lobo además de atraerme, lo considere digno de estar conmigo debido a cualidades que yo considero importantes y que usted no posee. ¿Alguna pregunta más, su majestad? Me temo que el tiempo se agota.— Si recuperas tu reino — Dijo resoplando de incredulidad. — ¿Buscarás hacer la guerra conmigo por despecho?— No. Si recupero mi reino buscaré la forma de lograr un acuerdo comercial entre ambos continentes para ayudar a mi población a levantar su economía. Hay cosas que pueden ofrecer ambos continentes, no veo por qué el que dos lobos decidan ir en contra del destino y hacer su vida con alguien más t
Mientras caminaba por el sendero, recordé el momento en el que le declaré mis intenciones a Cole. Lo había dicho y al diablo las consecuencias. Era algo que había estado planteándome durante mi cautiverio, ese lobo me gustaba y quería saber si él sentía lo mismo. Cole se tensó y saltó lejos de mí como si le hubiese quemado. Me incorporé un poco desconcertada para verlo tomando su ropa y volviéndosela a colocar sobre su cuerpo a toda prisa. — ¿Cole? — Pregunté odiando lo insegura que se encontraba mi voz. Se tomó seis segundos completos para mirarme y luego con voz tranquila me contestó. — No. Se fue cerrando la puerta detrás de sí sin mirar atrás. Tal vez había malinterpretado sus gestos conmigo. Demonios, ¿Cómo pude haberlo olvidado? Ya me había dejado claro que no quería ser ni siquiera mi amigo. Juguetear estaba bien, pero algo más no valía su tiempo. Era triste para él. Yo sería lo mejor que encontraría en su vida. No me quedaba más que mandar a la mierda a Karel antes de
Miré el suave brillo del brazalete que me había regalado. Después de todo, declaró ante los nobles su intención de aceptarme como pareja así que el que me vieran con esta extraña marca hablaría mal sobre él.El General junto a una chica que probablemente se convertiría en salvaje… o en rebelde.Lo quité de mi muñeca y admiré la marca sorprendiéndome cuando noté que la cosa había desaparecido.Interesante.Después de un rato de autocompasión por las ilusiones perdidas, me levanté para empujar el mueble de madera sólida hasta la puerta del baño. Claro que primero le eché un vistazo a Piernas locas, por si las dudas. El tipo seguía inconsciente y había dejado de sangrar en algún punto del camino.Una vez segura que Piernas locas no saldría para comer mi cuello, tomé uno de los platos y salí de la habitación. No me apetecía comer sola.Bajé por las escaleras y me dirigí a la barra; quizá mi cara lo dijo todo porque tuve frente a mis dos platos de pastel y Maurice me dejó la botella complet
Último capítulo