Capítulo 14. Por favor, Papi.
~Lira~
Ella se agachó, a la altura de mis ojos, su aliento fue caliente en mi piel.
—Ni se te ocurra decirle a nadie lo que viste —siseó—. Especialmente no sobre el guardia y yo. Si siquiera respiras una palabra, Lira —dijo, su voz era tan afilada como el cristal—, le diré a todo el mundo cómo te veías cuando te atrapé, la forma en que tus muslos temblaban, el desorden entre tus piernas y la jodida mirada en tus ojos, como si estuvieras rogando que te follaran a ti después.
Mis mejillas ardían tan fuerte que podrían haberse ampollado, pero ella no se equivocaba, porque yo había estado rogando, silenciosa y descaradamente, por algo más oscuro, algo más cruel.
No respondí, solo asentí. Porque si abría la boca, tenía miedo de decir su nombre.
Ella se puso de pie, con su toalla pegada a su piel, su boca curvada en la misma sonrisa engreída y conocedora.
—Buenas noches. —Murmuró mientras se alejaba, el beta la siguió como una bestia que acababa de marcar su territorio.
¿Y yo? Me quedé allí