—Él se desvive por ti, Julieta. Se le nota en cada gesto, en cada palabra... —hizo una pausa—. ¿Por qué no te casas con él?
Julieta se llevó una mano a la frente, desconcertada.
—Mamá... ¡Yo no lo amo!
La mujer no se inmutó.
—¿Y qué? —preguntó con calma—. El amor no siempre nace como una explosión. A veces se siembra... se cuida... y crece con el tiempo.
—Pero... —Julieta dudó—. ¿Y si nunca llego a amarlo?
Doña Teresa sonrojándose con ternura.
—No ves cómo te miras? ¿No ves cómo se preocupa por ti? ¿Cómo te hace reír, cómo te consciente? Eso no es solo cariño, hija. Es amor. Tú eres tan indecisa que aún no te decide ponerle nombre a la bebé y va para dos semanas de nacida. Aún no la declara ni deja que él la declare. ¿Que es lo que pasa entre ustedes? ¿Me están ocultando algo?
Julieta baja la cabeza. Son demasiadas preguntas.
—No quiero hacerle daño...Y en cuanto a fresita quiero elegir un nombre bonito para ella. Aún no me decidí porque son muchos nombres bonitos.
—Entonces no lo hag