ELARA
Es mejor que nada, al menos la gente no me mirará como lo haría si ambos estuvieran sentados conmigo en clase. Casi me hace llorar pensar en eso. No importa lo que diga sobre Tessa, no hay forma de que ella tolerara que me sentara con el Alfa en cada clase.
Incluso puedo imaginar el apodo que los demás usarían para burlarse de mí. “La mascota del Alfa, la mascota del Alfa”, probablemente me provocarían.
—¿Trato? —pregunta, sacándome de mi vívida pesadilla diurna. Levanta una ceja hacia mí.
Aún no estoy contenta con eso, frunzo los labios. —Bien —acepto de mala gana con el suspiro más profundo.
Lucas se levanta para irse, antes de detenerse en la puerta. Mira por encima de su hombro hacia mí. —Oh, ¿qué quieres hacer para tu cumpleaños el lunes?
¡Maldita sea, es cierto! Cumplo dieciocho el lunes. Me encojo de hombros. —Lo que hago cada año, sentarme en casa y ver películas atiborrándome la cara —le digo.
Lucas me mira fijamente. —Espera, ¿no quieres hacer nada? ¿Como nada en