[...]
Maciel la llevó dentro del coche, Elizabeth se debatía e intentaba salir por todo.
- Quiero volver a la fiesta.
Intentó abrir la puerta del coche y Maciel cerró las puertas.
- ¿No te das cuenta del ridículo papel que estás haciendo?
- ¡No me digas, idiota... gritaré que me secuestras!
- ¡Grita... grita... entonces vete!
La sacó del brazo.
- Vas callada y obediente.
Elizabeth tiró de nuevo el brazo con fuerza y se apoyó en el asiento delantero, cruzando los brazos y así quedó hasta dormirse borracha y llegar a su casa. Maciel la cogió en su regazo y la llevó a su habitación acostándola en la cama, se quitó las sandalias y toda su ropa. Dejándola solo con una pequeña braguita de encaje rosa, él estaba loco por tocarla, sentía tanta falta de amor y de cariño que solo con ella era especial.
Ella se ha despertado...
- Esta no es mi casa, quiero irme.
- Vete a dormir, estás totalmente borracha y yo te cuidaré.
Elizabeth intentó salir de la cama, pero Maciel la acostó y contuvo sosteni