Epílogo: Final feliz, como siempre debió ser.

Anás

La llegada de María a la mansión fue tanto esperada como escandalosa, su abuela por poco la asfixia de tanto abrazarla, su rostro blanco y limpio terminó rojizo a causa del labial de la señora Simmons.

No se despegó de ella hasta que anocheció, y eso que también intentó arroparla como una niña pequeña, cosa que no sucedió pero porque nosotros lo impedimos ya que queríamos conversar a solas con ella y verificar que lo dicho en el hospital sigue en pie.

Pancho también se alegró de verla, se recostó junto a ella espantando a quienes se le acercaban, sus lesiones internas estaban más que bien gracias a los medicamentos.

Las cosas se veían bien, si al encontrarlas estábamos felices, ahora saltamos en un pie de tanta alegría, misma que no se ve dentro de la familia Abad desde hace muchos años.

Seremos padres ¡Padres!

Gracias a Allah se me ocurrió la brillante idea de encender la cámara solo para mostrarle a María los resultados que el doctor quiso anunciar en privado, deseaba no a
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