Mientras hablábamos de nuestras vidas fuera de esta "misión", que en realidad parecía más un episodio de Pistas de Blue, era evidente que a Mia le apasionaban estos casos y que de verdad me cuidaba. Yo, por mi parte, solo quería respuestas... y un divorcio.
El camino se volvió más estrecho y el pavimento desapareció por completo, dejando solo tierra y raíces que hacían que el auto se tambaleara. A lo lejos, se distinguían dos pequeñas casas de concreto, discretas y rodeadas de un campo lleno de rosales. Las linternas que adornaban el lugar comenzaban a encenderse con el atardecer.
Estacionamos el auto en un terreno polvoriento. Maldecí al salir y ver cómo el polvo había ensuciado mis botas.
— No hay señal aquí —dijo Mia con frustración, alzando su celular como si con eso fuera a captar algo.
— Bueno, supongo que podemos preguntar a alguien. —Sonreí, intentando aligerar el ambiente.
Mia me lanzó una mirada que decía "no me hace gracia".
Nos acercamos a la pequeña reja que rodeaba las c