Capítulo 25: Confesión de embarazo.
Margot se volvió a recostar en su alfombra de yoga, con una mano sobre su abdomen y los ojos cerrados, tratando de controlar su respiración.
Pensó que la conversación había terminado ahí.
No quería involucrar más a su querida hermana.
Su pecho subía y bajaba con lentitud, como si necesitara cada bocanada de aire para seguir adelante.
Pero entonces, la voz de Madeleine rompió el silencio, con un tono dulce, casi mimoso.
—Margot… —susurró la gemela menor, casi infantil—. ¿Confías en mí?
Margot abrió los ojos. Lentamente giró la cabeza hacia su hermana, como si temiera encontrarse con algo que no sabría cómo manejar.
Y ahí estaban, los ojos de Madeleine. Esos verdes idénticos a los suyos… Tan familiares.
—Claro que confío —respondió la señora Delacroix, tragando saliva, con su voz sonando algo tensa.
Madeleine le sostuvo la mirada, ladeando la cabeza con ternura, y entonces, le sonrió.
Era una sonrisa suave, casi protectora, de esas que podían calmarla, diciend