Capítulo 12: Quiero el divorcio.
Ella no respondió. Retrocedió un paso, como un reflejo…. Pero Bastien no se detuvo, él llegó hasta ella, y la tomó de los brazos justo en ese instante.
—¡SUÉLTAME! —gritó la mujer, forcejeando—. ¡Te digo que me sueltes!
—¡Hueles distinto! —gritó él, acercándose a su cuello—. ¿Te bañaste fuera? ¿¡Verdad!?
—¡Estás enfermo! —gritó ella, empujándolo, pero él era una muralla.
Los movimientos se descontrolaron. Ella trastabilló, sus tacones resbalaron en la alfombra.
¡POOOF!~
Ella cayó de espaldas sobre un sofá largo de cuero negro. El bolso se le resbaló del brazo y golpeó el suelo.
Bastien la miraba desde arriba, como un depredador.
—¡Basta, Bastien! ¡Estoy harta! —gritó Margot, levantándose. El cabello desordenado, su rostro rojizo de enojo, y sus ojos brillando con lágrimas.
Él no dijo nada.
—¡Estoy cansada de ti! ¡De esto! —jadeó la mujer—. ¡De que me trates como una prisionera! ¡De que me grites, me sigas, me investigues!
—Entonces no desaparezcas —respondió él, con voz