Sonreí.
Sin más preámbulo liberé su pene y lo llevé a mi boca, él soltó un gritito un poco sorprendido y se removió sensualmente en la cama, empujando sus caderas más dentro de mi boca, y yo lo recibí gustoso al tiempo que buscaba la colita entre sus piernas. Cuando la encontré, tiré de ella suavemente.
- Mmmmgh, si, si - gemía él. Cuando la pieza salió de su cuerpo la tomé en mis dedos y busqué volver a guiarla a su entrada.
Todo eso causaba en Cris una curiosa reacción de gemidos, jadeos, gritos, ligeros temblores, haciendo de todo un espectáculo para mí. Me encantaba verlo de esa forma.
Una vez