Destinados, mates, parejas… como carajos le quisiera llamar la ciencia. Lo más importante de todo eso era que el destinado estaba escrito cuando una persona encontraba su otra mitad. Y ese era el miedo de toda omega o alfa cuando se juntaba con su contraparte sin ser destinados… que algún otro apareciese.
Como estaba ocurriendo ahora.
Era una posibilidad minúscula. Apenas el 1% de la población alfa-omega encontraba su pareja en esta vida, razón por la que desde hacía muchos años nadie la buscaba ni se obsesionaba y solo seguía su camino.
Sin embargo… el destino no siempre era feliz y era sabido que cuando este juntaba a dos personas, por mucha familia que tuvieran creada, no le importaría nada por unir lazos con su destinada.
Y la presencia de esa omega en brazos… era el destino de Rayan. Algo que chocó tan fuerte a Leticia que se tambaleó teniendo que agarrarse con fuerza del brazo del alfa.
Y lo que más le chocó fue que pareciera que Rayan ni siquiera se percató de ello. Ni siquiera