Rayan aún tenía una expresión dura mientras mantenía la llamada por el celular. Era su padre. Tenía una misión importante que atender la próxima noche con el grupo. Una que no podía confiar a nadie más.
-Sí, entendido, yo me encargo- dijo soltando un suspiro- mándame todo para preparar las cosas con los chicos. Si es tan grande como dices debemos prepararnos bien, no podemos dejar que se salgan con la suya. Desmontaremos como sea esa red de tráfico de omegas en el puerto Feder- habló en voz baja.
Esperó respuesta del otro lado cuando unos brazos envolvieron su cintura desde atrás y sintió el calor de un cuerpo familiar. No lo separó.
-Ok, dale pa, hablamos después- y tras esto colgó guardando su celular en el bolsillo y soltando un profundo suspiro.
No se movió en los próximos segundos, más bien intentaba organizar sus pensamientos recordando cómo le había hablado a su pareja. Le había gritado. Y aunque tuviera sus razones no le había gustado para nada cómo se había mostrado Leticia,