. Aún no había terminado de sentirlo, cuando de una fuerte embestida, entro dentro de mi hasta el fondo, me beso y empezó a moverse cada vez más rápido, más fuerte y con más rabia haciéndome daño, hasta que dio un grito sordo en mi hombro, sabiendo que él había tenido su clímax, sintiendo su miembro dentro de mi palpitando. Nos quedamos por un momento mirándonos, levantandose el enseguida de mi cuerpo, cogió su ropa del suelo, sacando la cartera de su pantalón
— Toma mil dólares, no vales tanto, pero he disfrutado varias veces de tu cuerpo — me dijo tirándome los billetes encima
— Marco por favor escúchame — le dije, pero abrió la puerta marchándose del dormitorio
Después de ducharme, segui guardando mi ropa en la maleta, mientras las lágrimas no me dejaban ver nada. Entró en el dormitorio sin llamar mi amiga Bianca que hacía minutos que había llegado a la casa, quedándose algo sorprendida al ver lo que estaba haciendo
— Tu no te vas, ahora mismo hablo con él, nadie trata a mi amiga a