Israel había tenido una novia a la que amó mucho durante su juventud, pero Adam se la arrebató al encapricharse con ella, para después descartarla como si fuese un objeto pasado de moda. Desde entonces Israel le guardaba rencor a su hermano, y no podía culparlo por ello. Más que eso, ¿era tan descabellada la idea de que, odiándolo tanto, Israel sedujo a Sabine y se volvió su amante? ¿Y si esa fue su satisfactoria forma de vengarse de su hermano, metiéndose en su relación, justo como Adam hizo con la suya?

La pregunta que le hice a Israel fue a secas, y lo primero que pensé fue que le molestaría, pero me sorprendió cuando soltó una carcajada.

—¿Qué tal si hablamos de camino a tu casa, Hannah? —propuso—. Juro que te responderé.

Mi deseo de saber si él era el amante de Sabine o no eliminó por completo el resto de mis dudas y no lo pensé demasiado para salir de la casa con él. Entre la fila de autos estacionados, Israel me llevó hasta un lujoso BMW de metalizado color azul profundo, y abri