CAPÍTULO 49. ¡Yo no soy tu mujer!
Mar sentía un nudo en la garganta mientras se acercaba al hospital. Las lágrimas corrían por sus mejillas sin que pudiera evitarlo y sentía como si lo estuviera perdiendo todo por segunda vez. Al llegar se encontró a todo el personal revuelto, acercándose a la sala el quirófano a preguntar e interesarse, y todos la dejaron pasar al verla.
—¿Dónde está... dónde...?
—¡Mar! —Gus la llamó desde el otro lado del pasillo y ella corrió hacia él.
—¿Qué pasó, Gus?— preguntó, temblando—. ¿Cómo está? ¿Se va a poner bien? ¡Por Dios dime que se va a poner bien!
Gus se quedó en silencio durante unos segundos y luego tomó sus manos con un gesto de consuelo.
—Todavía lo están operando, tiene varias heridas punzantes, y aunque logramos parar las hemorragias, los cirujanos quieren asegurarse de que no corre riesgos. Debemos esperar —murmuró y se quedó callado por un segundo.
Mar arrugó el ceño y negó, sabiendo por la expresión de Gus que eso no era todo.
—¿Qué no me estás diciendo? Hay algo peor ¿verda