—Pero...
Irene no escuchó más y se dio la vuelta para irse. Bella llegó en el auto a recogerla y, al verla, le hizo un pulgar arriba.
—¡Increíble, increíble!
—¿Qué sucede? —Irene estaba confundida.
—¿Diego se arrodilló para atarte los zapatos?
—¿Cómo lo sabes? —Irene preguntó, sorprendida.
—Parece que es verdad. —Bella se echó a reír—. ¡Él también tiene sus momentos de humildad!
—En ese momento no reaccioné, si no, no lo habría dejado hacer eso. Ya hemos dejado atrás nuestro pasado, y no lo culpo por lo que pasó. —Irene se mostró resignada.
—Si él quiere hacerlo, que lo haga; ¡nadie lo obliga! —Bella soltó un bufido—. ¿No era que antes tenía los ojos en la cabeza? Ahora también sabe cómo agacharse, ¿eh?
Irene no respondió. Bella la miró de reojo.
—¡Oye! ¿Qué te pasa? No me digas que al verlo arrodillado te has puesto blanda.
—¿De qué hablas? —Irene sonrió.
—Eso es bueno. —Bella continuó—. Por cierto, el video de Diego atándote los zapatos ya se publicó en el grupo de los "ricos". Ademá