—Entonces, menos aún voy. ¿Por qué tengo que ir a hacerle un favor? —dijo Irene.
—Ve. —respondió Bella—. Primero para opacarla un poco, y segundo, para ver qué es lo que realmente quiere y cómo se comporta la familia Delgado.
—Es un lío. —Irene pensó un momento y dijo—. Así que, si sacas a Joaquín de tu lista de bloqueados, yo iré.
—¿Qué tiene que ver él con esto? —Bella la miró incrédula.
—¡No me importa! Si no lo haces, no voy.
Bella, enojada, tomó su teléfono y, frente a Irene, sacó a Joaquín de la lista de bloqueados.
—¿Está bien así?
—Entonces vamos a ver a Estrellita y a ver qué ropa elijo. —Irene se mostró satisfecha.
—¡Perfecto! Tienes que deslumbrar a todos. Esta vez, que Estrellita te consiga algo que combine con un collar de diamantes. Yo tengo uno...
—No, gracias. —Irene, al mencionar las joyas, sintió un escalofrío—. No quiero usarlo.
—¿De qué tienes miedo? —Bella le preguntó—. Tranquila, lo compré yo, no me lo regaló Joaquín.
—Eso tampoco sirve. —Irene dijo—. Que me busqu