Al oír el sonido de las puertas del ascensor, Diego levantó la mirada y se encontró con los ojos de Irene.
Desde pequeña, Irene siempre supo que Diego era atractivo. De todos los que crecieron juntos, él tenía los rasgos más finos y era el más agradable a la vista, además de tener una excelente altura y figura.
Un hombre así, incluso sin su liderazgo o habilidades económicas, solo con su apariencia podría conquistar los corazones de muchas mujeres. Además, sumando su familia y capacidades, eso solo aumentaba su atractivo.
Hay personas que nacen siendo los consentidos del destino. Diego definitivamente era el más privilegiado de todos.
En su juventud, no se arrepiente de haberse enamorado de alguien así. Sin embargo, entre ella y Diego había demasiadas complicaciones, y no se puede decir que todo fuera culpa de Diego.
En aquel matrimonio, ella fue débil, insegura y llena de dudas; nunca se colocó a sí misma en igualdad de condiciones con Diego. Un amor tan desigual, es normal que termin