Ezequiel intentaba acercarse a Irene por todos los medios, pero ella siempre encontraba la forma de evitarlo.
Él incluso se reía por la frustración, pero, al fin y al cabo, era un hombre y no podía ponerse a discutir con una mujer.
Lo que originalmente iba a ser una cita entre ellos se convirtió en una comida de trabajo. Sin embargo, Ezequiel logró encontrar una oportunidad y la interceptó fuera del baño, donde pudo hablar a solas con Irene por unos momentos.
—He estado pensando, en realidad, creo que somos bastante compatibles. —le dijo a Irene—. Escuché que tu novio es extranjero, y ya sabes, los extranjeros suelen ser poco fiables. Sus costumbres son distintas, y estar juntos puede ser complicado en el futuro.
—Gracias por tu preocupación, pero mi novio y yo ya hemos encontrado un equilibrio. Ambos nos respetamos. —respondió Irene.
—¿Él se quedará aquí contigo o tú irás a su país?
—Mi plan es quedarme aquí, y por supuesto, él estará conmigo.
—He escuchado que no es muy mayor. No qui